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En un pequeño taller, resguardado por San Crispín y San Cipriano, en la colonia Morelos, de la alcaldía Cuauhtémoc, Jaime Flon Acevedo lucha día tras día contra las importaciones de calzado chino.
El hombre, que comenzó en el oficio desde que era un niño, cuenta que los años de buenas ventas quedaron atrás, en épocas de la pandemia, antes de la avalancha de importaciones asiáticas.
Con nostalgia, relató que antes producía al menos 250 pares a la semana, ahora bajó hasta los 70 por la poca demanda.
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“Es un oficio muy bonito, pero se está acabando porque no hay ayuda del gobierno” dijo. Según explicó Flon, él es víctima directa del calzado chino que inunda los mercados nacionales.
El distintivo de su marca es la calidad de sus productos, zapatos hechos a mano con piel genuina. Factor que lo distingue de la competencia asiática, caracterizada por precios bajos pero materiales sintéticos y durabilidad limitada.
“Duran 15, 20 días, un mes y nuestro calzado de piel, al menos el que yo fabrico dura al menos hasta un año” expresó.
Ante el poco dinero que queda en la industria y los horarios variados que hacen trabajar un día sí y dos no, los jóvenes y demás trabajadores prefieren voltear a ver otras opciones de empleo.
El artesano contó que su manera de competir contra el calzado chino fue producir nuevos modelos, pero nunca bajar la calidad del zapato, pues contó que hay gente que intenta producir calzado económico, con mano de obra barata y materiales de baja calidad.
Flon ya no cree en las promesas del Gobierno, asegura que llevan años “impulsando” ayudas para los zapateros mexicanos, pero nunca llegan.
“Ojalá los precios de ellos se igualen, pero también en calidad (...) todo es desechable, los materiales no son buenos”, contó.
Flon evocó los mejores años de la producción de calzado con nostalgia: había trabajo para todos, aprendices y empleados que buscaban oportunidades. Ahora, esos días quedaron atrás y mientras pueda, seguirá. Para él y muchos zapateros la esperanza radica en que los consumidores valoren la calidad mexicana por encima del precio efímero.
“Ojalá los precios de ellos se igualen, pero también en calidad (...) todo es desechable, los materiales no son buenos”, mencionóJaime Flon Acevedo, zapatero.







