Más Información
En un hecho histórico, un arcoíris apareció en el Vaticano, pero no por el reflejo de la luz, sino por el multicolor que tiñeron más de mil católicos LGBTQ+ y sus familias que participaron en una peregrinación a Roma con motivo del Año Santo.
Los feligreses celebran un nuevo nivel de aceptación en la Iglesia Católica después de sentirse rechazados durante mucho tiempo y atribuyendo el cambio al difunto papa Francisco.
Entre lágrimas y júbilo, cruzaron la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el rito de paso de los peregrinos del Año Santo.
La comunidad lo percibió como algo importante, incluso histórico, en la vida de la iglesia y su comunidad.
“Simplemente se sintió como algo épico, como si pudiera tocar la mano de Dios”, dijo Justin del Rosario, quien cargaba un gran crucifijo de madera mientras cruzaba el umbral de la Puerta Santa con un grupo de peregrinos estadounidenses entre los que iba a su esposo.
Antecedente
El principal organizador de la peregrinación es una organización italiana de defensa de los derechos LGBTQ+, “La Tienda de Jonathan”, pero también participaron otros grupos, entre ellos, un grupo de mujeres trans del sur de Roma, DignityUSA y Outreach, otro grupo estadounidense, así como la Red Nacional Brasileña de Grupos Católicos LGBT+.
“Estuve aquí hace 25 años, en el Año Santo anterior, con un contingente de personas LGBTQ Estados Unidos y en realidad fuimos detenidos como una amenaza para los programas del Año Santo”, dijo Marianne Duddy Burke de DignityUSA.
Ahora, ser invitados a atravesar la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro “plenamente reconocidos como quienes somos y los dones que aportamos a la iglesia, y que tenemos tanto nuestra fe como nuestras identidades combinadas, es un día de gran celebración y esperanza”, dijo.
El papa León XIV celebró el sábado una audiencia jubilar especial para todos los grupos de peregrinos que estaban en Roma el fin de semana, pero no hizo ninguna mención especial a los católicos LGBTQ+.

Un legado de aceptación LGBTQ+
Muchos de los peregrinos atribuyeron su sensación de acogida a Francisco. Más que cualquiera de sus predecesores, el argentino trabajó para hacer de la Iglesia católica un lugar más receptivo para la comunidad LGBTQ+. Desde que en 2013 comentara “¿Quién soy yo para juzgar?” acerca de un sacerdote supuestamente gay, hasta su decisión de permitir que los curas bendigan a parejas del mismo sexo, Francisco se distinguió por su mensaje de aceptación.
No modificó las enseñanzas de la Iglesia, que dicen que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados”. Pero durante su papado de 12 años, de 2013 a 2025, Francisco se reunió con activistas LGBTQ+, atendió a una comunidad de mujeres trans y, en una entrevista en 2023 con The Associated Press, declaró que “ser homosexual no es un delito”.
John Capozzi, de Washington D.C. y que participaba en la peregrinación con su esposo, Justin del Rosario, afirmó que la actitud de Francisco lo llevó de regreso a la Iglesia tras haberla abandonado en la década de 1980, en el apogeo de la crisis del sida. Entonces, según contó, se sintió rechazado por sus compañeros católicos.
“Tenía la sensación de que no era bienvenido en la Iglesia”, expresó. “No porque estuviera haciendo nada, sino simplemente por ser quien era (...) Tenía miedo de volver por el juicio”.
Pero Francisco, quien insistió en que la Iglesia católica estaba abierta a todos, “todos, todos, todos”, lo cambió todo, manifestó.
Católico de clóset
“Yo era un católico en el armario”, afirmó Capozzi. “Con el papa Francisco, pude salir y decir: ‘Oye, soy católico y estoy orgulloso de ello y quiero ser parte de la Iglesia’”.
Mensaje de bienvenida y esperanza
Capozzi habló durante en una abarrotada vigilia para los peregrinos el viernes por la noche en la iglesia jesuita. El servicio incluyó testimonios de parejas homosexuales, de la madre de un niño trans y una conmovedora reflexión de un sacerdote italiano, Fausto Focosi.
“Nuestros ojos han conocido las lágrimas del rechazo, de esconderse. Han conocido las lágrimas de la vergüenza. Y quizás, a veces, aún nos brotan esas lágrimas”, señaló Focosi. “Hoy, sin embargo, hay otras lágrimas, nuevas lágrimas. Limpian a las antiguas”.
“Y así, hoy estas lágrimas son lágrimas de esperanza”, indicó.
El sábado por la mañana, el obispo italiano Francesco Savino celebró una misa para los peregrinos y recibió una ovación en medio de su homilía cuando recordó que, en la Biblia, los años jubilares estaban destinados a devolver la esperanza a los marginados.
Dudas
Los organizadores del Vaticano hicieron hincapié en que la inclusión en el calendario no indicaba respaldo ni patrocinio, sino que era una herramienta logística para ayudar a los organizadores y a los peregrinos.










