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¿Por qué ya no debemos decir “desastre natural”? La ONU lo explica

Los desastres no serían tan fatídicos si la sociedad en general estuviera mejor capacitada, como con un simulacro, para actuar durante una eventualidad, advierten los expertos

Desastre Natural está mal empleado. Foto: (X)
29/04/2025 |12:15
Uriel Rodríguez
Editor en El GráficoVer perfil

Los provocados por sismos o huracanes podrían ser menos catastróficos si la población que los padece estuviera mejor capacitada para enfrentarse a ellos, como con en el simulacro de este martes.



Por esto, desde hace 30 años, la Oficina de las por sus siglas en inglés, ha llamado la atención de los gobiernos y las sociedades para sostener que “los desastres no son naturales”.

“Los desastres son el resultado de una amenaza natural o antropogénica que repercute en un asentamiento humano, el cual no cuenta con los recursos adecuados o no está organizado de forma tal que pueda resistir su impacto”, describe la oficina de la ONU, y detalla: “Una amenaza natural se transforma en un desastre cuando se combina con la exposición y la vulnerabilidad para ocasionar la pérdida de vidas, lesiones y heridas, junto con pérdidas económicas”.

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El uso del término "desastres naturales" afecta la percepción pública porque da la impresión de que estos eventos son inevitables y están fuera del control humano, lo que disminuye las ganas de tomar medidas para prevenirlos o reducir sus impactos.

“Esta expresión ignora que, para que ocurra un desastre, debe existir vulnerabilidad humana previa, y que muchas crisis pueden evitarse con preparación adecuada y reducción de riesgos”, sostiene la Organización Panamericana de la Salud.

Además, el término simplifica la complejidad social, política y ambiental detrás los desastres, lo que puede quitar la responsabilidad a quienes toman decisiones que generan vulnerabilidad, como un alcalde que autoriza un fraccionamiento sin drenaje adecuado y suficiente, por ejemplo.

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Por ello, los expertos de Naciones Unidas señalan que esta terminología perpetúa la idea errónea de que las catástrofes son inevitables e impredecibles, en lugar de ser el resultado de factores que pueden ser gestionados o prevenidos.

¿Cómo debemos decir? “Desastre" a secas puede aumentar la conciencia pública, reconoce la responsabilidad humana y fomentar acciones para reducir riesgos.

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