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Como ya decíamos, durante mucho tiempo hemos pensado que un hábito se crea haciéndolo durante tres semanas, pero según James Clear, autor del libro de ‘Hábitos atómicos’, esto no es una ciencia exacta y el hábito se crea hasta que ya no te cueste trabajo levantarte y amarrarte las agujetas todos los días que decidas salir a entrenar: “cuando ya no te des cuenta de que lo estás haciendo o no te pese, entonces estás del otro lado”.

(Imagen ilustrativa: IA)
Y es que hay de hábitos a hábitos, como lo muestra un estudio reciente, cuya hipótesis es que la velocidad de la formación de una rutina puede estar relacionada con la complejidad del hábito que se intenta crear, es decir, no es lo mismo acostumbrarse a lavarse las manos después de ir al baño, de limpiarse la nariz o antes de comer que acostumbrarse a ir al gimnasio, subirse a la caminadora, hacer ejercicio o salir a correr.
Un ejemplo que pone este estudio es lavarse las manos. Aunque cada persona es diferente, la gente suele adquirir el hábito de lavarse las manos en una o dos semanas, mientras que adquirir una rutina de ejercitar suele llevar meses. En ese estudio, se analiza la formación de dos tipos de métodos, pero los sencillos como lavarse las manos o cepillarse los dientes pueden convertirse en habituales incluso más rápido de lo que hubiera sugerido el viejo mito de los 21 días.
Esto echa por tierra la teoría de las tres semanas y si hablamos del ejercicio la cosa cambia porque la complejidad de ir al gimnasio o salir a correr alienta la formación del hábito. Hacerlo requiere mucho tiempo, esfuerzo y planeación.
En general, las investigaciones sugieren que un mayor número de repeticiones es clave para crear hábitos, pero no sientas que has fracasado, si pasan semanas y te sigue pesando ponerte los tenis, es probable que pasen varios meses antes de que tus entrenamientos sean automáticos. Ten paciencia, si eres constante eso llegará tarde o temprano y siempre ten presente el por qué lo empezaste a hacer a inicios de año.
¿Qué es? Un hábito es una conducta que se repite con frecuencia hasta que se convierte en una actividad automática.

(Imagen ilustrativa: IA)
Piensa en lo que quieres ser, no en lo que quieres hacer, es decir, si quieres correr un maratón, quieres ser un maratonista, no sólo hacer el maratón.
Sólo piensa en los dos primeros minutos, es decir, si quieres salir a correr sólo piensa en el tiempo que te toma ponerte los tenis, lo demás fluye solo.
Es un plan que haces de antemano sobre cuándo y dónde actuar, o sea, piensa voy a correr 30 minutos en la pista a las 7:00 a.m.
Busca crear señales evidentes para hacer el hábito de correr, algo así como preparar un día antes tu equipo para entrenar.
Esto es hacer una cosa que te gusta mientras estés corriendo como escuchar un podcast o dejarlo de hacer si faltas a tu entrenamiento.
Crea una recompensa de corto plazo y externa que puedas darte cuando completes tu nuevo hábito de correr, algo que no afecte lo que deseas adquirir.
Únete a una comunidad donde tu nuevo deseo de correr y convertirte en corredor o maratonista sea un comportamiento normal del que todos hablen y sea un tema común entre ustedes.







