Luis y César se conocen desde hace 17 años, tienen 10 años de casados por el civil y seis de haberse convertido en papás.
Ellos formalizaron su unión en la CDMX, pues aún no estaban legalizados los matrimonios homosexuales en el Estado de México, donde viven. Desde que se casaron hablaron de ser padres.
Llegaron al acuerdo de concretar una inseminación artificial. “Vi un video en donde los papás compartían la paternidad, entonces platiqué con las mamás (una pareja de lesbianas) para que Melisa tuviera figura paterna y materna”, explicó Luis.
Aunque parecería complejo este modelo de familia en el que la paternidad es compartida con sus mamás, es decir, los cuatro participan en la crianza de la niña, ellos definen su camino como terso, pues no han sufrido discriminación.
Luis resaltó que convertirse en padres los sacó del estado de confort. Reconoció que gays o heterosexuales se rehúsan a tener hijos por el compromiso que implica.
Son papás de tiempo completo, con una vida llena de planes para su hija, de la que han aprendido a ser mejores seres humanos.







