Más Información
Usando camionetas o en los mismos carritos de supermercados, transportaron los enseres sin que las calles inundadas, las palmeras derribadas y edificios colapsados fueran algún impedimento para delinquir.
Medios locales informaron que hubo quienes sí llegaron con la intención de pagar lo que se llevaban, pero al ver el descontrol total tomaron agua y algo de despensa para pasar el día.
Debido a que los cuerpos de seguridad fueron desplegados para el auxilio de la población, diversos inmuebles quedaron a merced de los saqueadores que al ser grabados se cubrían la cara para no ser reconocidos.
Se desconoce el monto de lo robado, pero se calcula que el gasto es millonario debido a los productos de alto precio que hurtaron.
Nadie se imaginaba que el impacto del Huracán Otis sería tan devastador, incluso los lugareños minimizaron sus efectos tras los antecedentes que vivieron con Paulina en 1997 y Manuel en 2013.
“Otis nos la va a pelar”, decía Brenda a una amiga que le llamó desde la Ciudad de México para prevenirla del peligro que traería este vendaval categoría 5.
Los turistas continuaron en sus habitaciones sin tomar las previsiones necesarias, se calcula que la ocupación hotelera era del 50%.
En Acapulco había visitantes por motivos de trabajo —por convenciones empresariales— o por pasar un rato de esparcimiento.
Con las primeras horas del miércoles, las rachas de viento y la fuerte lluvia alertaron a los turistas, quienes no tuvieron más opción que resguardarse como pudieron en los cuartos o área comunes y rezar esperando un milagro.
Algunos más osados tomaron sus teléfonos celulares y grabaron lo que sucedía afuera de los hoteles; este material fue el que permitió conocer en tiempo real lo devastador que resultó el huracán.
La falta de luz y de infraestructura para protegerse de un fenómeno de esta magnitud fue la principal queja de los turistas.
Una vez que los primeros rayos del sol cayeron sobre Acapulco y tras parar una noche de terror, muchos buscaron como salir de ahí.
Para su mala fortuna esto no fue posible ya que las vías de comunicación fueron severamente afectadas. El aeropuerto quedó inoperante para enviar y recibir vuelos y varios tramos de la Autopista del Sol quedaron obstruidos.
De acuerdo con lo relatado por algunas personas que buscaban cualquier forma de comunicarse con sus familiares ante la caída de la red telefónica y de internet, será hasta el viernes cuando puedan salir de Acapulco, por lo que permanecerán en lo que queda de sus hoteles.







