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Si creías que las historias de terror solo pasaban en las películas estilo Pennywise, la vida de Sachiko Eto te va a volar la cabeza. Esta mujer no solo fue la líder de una secta destructiva en la década de los 90, sino que se convirtió en una de las criminales más despiadadas del país del sol naciente.
Conocida por la prensa como la "Asesina de los Palillos", Eto mezcló el misticismo con la violencia extrema para someter a sus seguidores en rituales que terminaron en tragedia.
Lo que empezó como supuestas sesiones de "sanación espiritual" en la prefectura de Fukushima, pronto se transformó en una pesadilla. Sachiko aseguraba tener poderes divinos, pero su verdadero método para "limpiar el alma" de sus víctimas consistía en brutales palizas que le quitaron la vida a, por lo menos, seis personas.
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Rituales de sangre y manipulación psicológica
La forma en la que operaba esta líder de culto era de auténtico escalofrío. Eto convencía a sus seguidores de que estaban poseídos por espíritus malignos y que la única forma de salvarse era a través del dolor físico.
Fue aquí donde nació su siniestro apodo: durante los "exorcismos", utilizaba palillos chinos y otros objetos cotidianos para herir a los miembros de la secta mientras los golpeaba hasta la muerte.
La manipulación psicológica que ejercía era tan fuerte que incluso los familiares de las víctimas ayudaban en las agresiones, creyendo ciegamente que estaban haciendo un bien. Los cuerpos eran escondidos en su propia casa, manteniendo un ambiente de terror absoluto donde nadie se atrevía a denunciar por miedo a las represalias "espirituales" y físicas de la mujer.
El final de la secta y la condena máxima
La justicia japonesa no tuvo piedad cuando el horror salió a la luz. Tras un juicio que dejó a todo Japón en shock, se revelaron los detalles de los asesinatos seriales cometidos entre 1994 y 1995.
A pesar de que su defensa intentó alegar problemas mentales, las autoridades determinaron que Sachiko Eto estaba plenamente consciente de sus actos y de la crueldad con la que trataba a quienes confiaban en ella.
En un veredicto histórico, la "Asesina de los Palillos" fue sentenciada a la pena de muerte, convirtiéndose en una de las pocas mujeres en enfrentar la horca en la historia moderna de aquel país.
Su ejecución se llevó a cabo en 2012, cerrando así uno de los capítulos más oscuros y bizarros de los crímenes de culto a nivel mundial.








