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Estos días he estado visitando el Cajón del Maipo, una de las regiones más bellas y a la vez más misteriosas de Chile. Es un cañón en plena cordillera de los Andes, a unos 50 kilómetros de Santiago. Formado por el río Maipo y sus afluentes, el Cajón es un estrecho valle vigilado por montañas imponentes cuyas cimas mantienen nieve perpetua. Llegar no es sencillo: la carretera es estrecha, retorcida y en algunos tramos provoca verdadero vértigo. Aun así, la soledad del paisaje, el azul profundo del río y el blanco de las cumbres terminan por hipnotizar al visitante.
En medio de este entorno abrumador, hay algo más que simple geografía. Los antiguos habitantes de la zona, mucho antes de la llegada de los colonizadores, contaban historias sobre “luces guardianas” que se movían entre los cerros durante las noches. Eran relatos que pasaban de generación en generación: destellos que parecían comunicarse entre sí y que, según los ancianos, anunciaban cambios importantes o la presencia de fuerzas que no pertenecían del todo a este mundo. Cuando uno se encuentra allí, rodeado de un silencio tan contundente que parece físico, es fácil entender por qué estas historias han sobrevivido tantos siglos.
Con el tiempo, montañistas, arrieros y trabajadores locales han sumado sus propias experiencias. Algunos aseguran haber visto estructuras luminosas desplazándose entre las nubes, objetos que no se comportan como drones, aviones o fenómenos atmosféricos conocidos. Otros relatan haber escuchado sonidos metálicos que emergen desde puntos inaccesibles de la montaña, como si hubiera maquinaria funcionando en las profundidades. No existen pruebas concluyentes, pero sí un patrón constante de testimonios que sugiere que este valle guarda secretos demasiado complejos para explicarlos con una única teoría.
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Mi interés en el Cajón del Maipo no era el del turista común. Vine porque este es uno de los lugares con mayor tradición de avistamientos ovni en Chile. Para los aficionados al fenómeno, el Cajón del Maipo es legendario. Aquí se habla de luces anómalas que cruzan el cielo a cualquier hora y, según algunos, incluso de una supuesta pista de aterrizaje de ovnis en el Embalse El Yeso.
La historia reciente más comentada fue registrada en el documental Contacto con otra dimensión, de Iván Vega. Narra el caso de cinco testigos que, en agosto de 2023, se enfrentaron a lo desconocido mientras acampaban en esta misma región. Aseguran que observaron luces extrañas descendiendo desde los cerros cercanos. Los objetos luminosos se aproximaron hasta su campamento, en la zona conocida como El Salto del Puma, y los testigos afirman haber visto figuras que, aparentemente, no eran humanas.
Otros visitantes del Cajón del Maipo relatan que estas luces los han perseguido y que, al acercarse, provocan fallas en los vehículos, como si hubiera una alteración electromagnética. Todo esto ha llevado a catalogar la zona como un auténtico “hot spot” ufológico: un punto caliente de actividad, apartado, con poca población, abundancia de agua, minerales y una naturaleza desbordante. Un ecosistema perfecto para la manifestación del fenómeno.
La fama del Cajón es tal que se han organizado eventos masivos de observación ovni. Y dentro del mundo del contacto extraterrestre, hay quienes sostienen que toda la cordillera de los Andes —incluido este valle— sería una base donde habitan seres que se mantienen ocultos, atentos al inicio de los llamados “grandes cambios planetarios”, listos para asistir a una humanidad renovada tras una eventual hecatombe.
¿Será? En lugares como este, donde las montañas parecen guardar más de lo que muestran, la duda siempre encuentra espacio para crecer.








