Desde luego que los americanistas tienen motivos para estar felices. La llegada de Memo Ochoa a la portería azulcrema es una buena noticia para el América, porque cubrirá una posición clave para las aspiraciones del club en lo que se refiere a ganar títulos.

 

Festejen, ilusiónense, porque a pesar de las bajas importantes este Ame sí luce como un equipazo. Sólo falta cubrir el hueco de Nico Castillo, quien estará varios meses fuera por lesión. Así que a buscar un delantero ‘matón’.

 

El tan cuestionado Gio dos Santos parece que resurgirá de sus cenizas. Está en forma, quiere revancha y puede ir más arriba en su nivel futbolístico si se lo propone.

 

Y el regreso de Memo Ochoa es un bombazo mediático pero también un fichaje de altura. El guardameta llega en un gran momento. Y eso es lo que decepciona un poco.

 

Porque sí, seguro que las Águilas han ganado con su retorno: es un ídolo y un líder, que ha madurado enormidades a nivel internacional.

 

Sin embargo, Ochoa no merecía volver aún. Soy de los que piensan, sin afanes críticos o de ‘ardillas’, que Paco Memo aún tiene la capacidad para seguir a buen nivel en el futbol europeo. Le faltó algo, un buen representante o paciencia tal vez, para llamar la atención de un equipo de mayor prosapia que el Ajaccio o el Standard de Lieja.

 

Sí, el América gana al convencer al ídolo para que volviera al Nido. Pero al mismo tiempo le corta las alas. Porque está claro que más allá de la millonada que recibirá, es un  hecho que Paco Memo es el que más pierde. Se le acabó el sueño europeo, en un equipo de medio pelo que nunca le dio la proyección que esperaba. Tristemente.