La Guerra de 'El Señorón'

COLUMNA INVITADA

OPINIÓN 29/04/2020 09:56 COLUMNA INVITADA Actualizada 09:57

POR HÉCTOR DE MAULEÓN

A tres calles de la oficina del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, hombres vestidos de negro, con chaleco antibalas, botas policiacas, pasamontañas y gorras, comenzaron a repartir despensas enviadas en apoyo de comerciantes del centro de Cuernavaca, y a consecuencia de la crisis desatada por el Covid-19, por un líder criminal apodado “El Señorón”.

Las despensas contenían cuatro rollos de papel higiénico, un litro de aceite, una bolsa de arroz, un paquete de galletas y una bolsa con sopa de pasta.

En cada paquete figuraba el sobrenombre del líder delincuencial, así como una imagen en blanco y negro que representaba “una corbata negra en el cuello de una camisa blanca”, según uno de los medios que reportó la entrega. Ese día, otra célula del “Señorón”, entregó despensas a trabajadores del servicio de transporte público de Acapantzingo.

En portales, frecuentemente empleados por el crimen organizado para difundir sus propios boletines, se afirmó de inmediato que el crimen organizado ponía también su granito de arena para hacer frente a la emergencia y que a veces hacía “más” por la gente que los encargados de velar por ésta.

“El Señorón” es un apodo que se escucha cada vez con mayor fuerza en Morelos desde que el líder del grupo de Los Rojos, Santiago Mazari Miranda, “El Carrete”, fue detenido en Chichihualco, Guerrero, en agosto del año pasado.

Tras la caída del “Carrete”, y el desmantelamiento sistemático de sus rivales, los Guerreros Unidos (menguados desde el caso Iguala), se abrió en Morelos un vacío que el Cártel Jalisco ha intentado ocupar a través de alianzas con pequeños mafiosos locales. Al mismo tiempo, células residuales de Los Rojos intentan recomponer su poder.

Hace un mes sicarios de “El Señorón” subieron a redes sociales un estrujante video de menos de un minuto, en el que hombres armados, encapuchados, vestidos de negro, interrogan a dos muchachos (casi unos niños) “levantados” por el grupo criminal en Cuernavaca.

Los muchachos confiesan dedicarse al robo de bolsas, motos, autos. El hombre que los interroga anuncia: “No queremos robos, secuestros, ni extorsiones, ni violaciones… rata que agarremos, rata que matamos”. A continuación los jóvenes son asesinados con disparos efectuados en la cabeza. La ejecución fue rubricada: “Atentamente, El Señorón”.

El 17 de febrero una manta en Jiutepec reveló supuestos vínculos entre el presidente municipal de Morena, Rafael Reyes, y la organización conocida como Los Linos, formada por ex Guerreros Unidos. Firmaba nuevamente “El Señorón”.

El gobierno de Blanco dice que “de momento” no tiene información sobre este personaje. Fuentes locales sostienen que “El Señorón” podría ser un sujeto conocido como “El Frank” o “El Colombiano”, jefe del gota a gota, la extorsión y la venta de droga en municipios de Morelos.

Sin embargo, se ha asociado también al “Señorón” con uno de los miembros del grupo de Los Agüero, de Jiutepec, personajes que tuvieron vínculos políticos con el PRD y hoy los tienen con personas cercanos al gobierno de Blanco.

El 9 de abril pasado abandonaron en diversos puntos de Jiutepec restos humanos descuartizados. A su lado había un mensaje dirigido a “Los Linos” y a un jefe de célula cuyo nombre es Abel Maya: “Seguimos trabajando pueblo, ya faltan menos mayas y linos”. Al final del mensaje firmaba de nuevo “El Señorón”. 

 

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