Un ligue inesperado

Rodolfo Rosales

OPINIÓN 05/07/2016 12:26 Rodolfo Rosales Actualizada 12:26

Nuestro amigo no se considera un galán, pero una noche de hace cuatro años se sacó la lotería sin comprar billete. 

Su nombre es Raymundo Vega Sánchez, quien con todo y lo complicado de la historia no quiso quedarse en el anonimato. Su historia nos llegó por WhatsApp.

“Esto me pasó hace como cuatro años. Me hicieron la parada una chica, joven, guapa y una pareja más grande, cerca de Plaza Villacoapa, eran como las tres de la mañana, entonces los subí y me y me dí cuenta que venían ebrios, así que me dirigí hacia su destino”.

A ellos los dejé sobre Calzada de Las Brujas y a ella la llevé a la Avenida del Imán, así que me fui por el Periférico y la verdad yo quería que se bajara, pensaba en algo, porque mi taxímetro iba marcando de menos”.

Tuve la idea de frenarme y quitarle un cable al coche y que se fuera en otro, pero me arrepentí por que era muy guapa, coqueta y temía que la robaran, por lo que me seguí hasta su casa”.

 “Nos metimos a una unidad medio lujosa y la dejé hasta su casa. Cuando me preguntó cuánto era, le dije que 100 pesos, más 20 pesos de lo que marco de menos el taxímetro y se le hizo carísimo. Entonces recordé que me iba platicando que ganaba muy bien ¿y se le hacía caro 120 pesos?”.

“Me dijo ‘yo nada más te voy a pagar los 100 pesos que marcó tu taxímetro’. Me enojé demasiado y le dije: ‘no, estás mal, todavía que te estoy cobrando barato, si quieres mejor te llevo gratis. Entonces sacó su cartera y me pagó de mala gana los 120, se bajó y me azotó bien fuerte la puerta”.

Se dio la vuelta y me dijo: ‘bueno, conste que tú no quisiste’, y le contesté: ¿no quise qué? ‘pues ya sabes, no te hagas wey’ y le pregunté ¿a poco sí te mochas? Me contestó: ‘¡claro! pero regrésame la mitad de lo que me cobraste’. 

“La verdad, me dio risa y le dije va, pero mejor compro cervezas, tomamos y platicamos, si gustas. Aceptó y fui a una tienda de 24 horas, compré unos cigarros y cervezas”.

“Pensé que tomaríamos en mi taxi y lo que pasaría después, pues en el mismo coche. Pero me ordenó: ‘ métete a la casa. Ya adentro, puso música, bailamos, platicamos qué onda con nuestras vidas”.

“Se acabaron las cervezas y fui por más, hasta que pasó lo que tenía que pasar, tuvimos relaciones y fue muy hermoso, porque nunca había estado con una mujer, un poco mayor que yo y bastante hermosa, con personalidad”.

Luego nos quedamos dormidos y a la mañana siguiente me levantó y me pidió que la llevara a la UNAM, al bajarse, me dio su número de celular; así que nos seguimos viendo, no con frecuencia, pero cuando ella lo deseaba me llamaba”.

“Todo acabó cuando perdí mi celular y ahí perdí su contacto. Un día fui a la casa de ella, pero salió una señora y me dijo que ya no vivía ahí. La verdad, me fui muy triste y jamás supe de aquella mujer”.

Esta es mi historia, fue un poco larga, pero esa es una de muchas que me han tocado vivir como taxista, concluye.

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