El primero de tres conciertos
Metallica 'destruye' la casa
La banda de rock pesado se hizo sentir ante más de 50 mil personas, en el Foro Sol
(Foto: Archivo El Gráfico)
Con cerca de veinte conciertos masivos ofrecidos en México en su historia, Metallica ya se siente en casa cuando toca en el país, tal como sucedió anoche en el primero de tres shows que darán los estadunidenses en el Foro Sol.
La energía que despliega el cuarteto sobre un monstruoso escenario de cinco pantallas gigantes que parecen tener vida propia contagió a todos sus seguidores, quienes en repetidas ocasiones se hicieron sentir (literal) con sus slam's.
Sí, esos círculos que se forman entre la marabunta de metaleros, donde todos corren, brincan, se empujan con gozo y furia, vaya que se sintieron y más en los hits poderosos de Metallica, como 'Master of Puppets' o 'Seek & Destroy', que llegaron en la cumbre del concierto.
La banda californiana dio un recorrido por su más reciente plato, el fulminante y bien recibido 'Hardwired... to Self-Destruct', pero hizo que sus seguidores llegaran al clímax con clásicos como 'Fade to Black', 'One', 'Nothing Else Matters' y la cerradora 'Enter Sandman'.
"¡Oh México!, este es nuestro segundo hogar", dijo James Hetfield a las más de 50 mil personas que llegaron al recinto capitalino la noche del miércoles.
Antes de Metallica, el 'Padrino del Punk', Iggy Pop ya había dado cátedra de rock con su actitud salvaje y arriesgada sobre la tarima, aún cuando el Foro Sol se encontraba apenas a la mitad de su capacidad.
Y aunque el veterano de torso desnudo y recio no contó con la misma producción de Metallica (sólo figuró en dos pantallas laterales y con un audio un tanto discreto), se las arregló para hacer de las suyas: dejó que el público lo paseara con sus manos, recorrió toda la pista como torero, se tiró al piso motivado, jugó con el micrófono, se arrastró y gritó con su voz grave y agresiva.
La realidad es que 'The Passenger' y el himno de 'Trainspotting' 'Lust For Life' son dos cartas infalibles que a todo mundo hacen bailar, reír o llorar. Y el 'padrino' estaba ahí, como invitado de lujo en una fiesta de metal que se abrió a su rock más rasposo, ese que te invita a los excesos.
