Familiares de las víctimas del tiroteo en Texas tachan de cobardes a los policías

ESTADOS UNIDOS.- Familiares y cercanos a las víctimas del tiroteo el martes pasado en la primaria “Robb” en Uvalde, Texas, tacharon a los agentes de la policía local de “cobardes”, luego que la corporación aceptara que fue un grave error no entrar a abatir al tirador por más de 45 minutos; creían que estaba atrincherado y los niños a salvo.

“Mientras esos bebés estaban ahí muriendo, se quedaron con los pulgares en el trasero tratando de averiguar qué hacer”, dijo Roger Garza, un amigo de la familia de la maestra Irma García, quien fue asesinada por Salvador Ramos, de 18 años, cuando intentaba proteger a sus estudiantes de cuarto grado.

“¿No les pagamos para que se apresuren y protejan a la gente? Alguien debe rendir cuentas por esto”, agregó.

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Joe García, esposo de la maestra, murió de un infarto un día después del tiroteo. El conocido cree que falleció debio al corazón roto por la tragedia.

Ni sus luces. “Peter necesita responder por sus acciones y presentarse y hablar con nosotros”, agregó Garza, refiriéndose a Peter Arradondo, quien fue el comandante de la policía de Uvalde a cargo el día del tiroteo, que dejó a 19 niños y 2 profesoras sin vida.

Medios locales han intentado contactar a Arradondo, pero no han podido comunicarse con él. Tampoco nadie más en la comunidad lo ha visto.

El director del Departamento de Seguridad de Texas, Steven McCraw, admitió que más de una docena de policías estaban parados en un pasillo de la escuela incluso cuando se hicieron llamadas desesperadas al 911 desde el salón de clases asediado.

“Mientras esos niños estaban ahí con este loco, hasta 19 oficiales tuvieron que pensar qué hacer”, dijo Ignacio Pérez, quien estaba tratando de consolar a Javier Cazares, cuya hija de cuarto grado, Jacklyn Cazares, murió en el ataque. 

“¿Dónde quedó la valentía? Algunos de ellos (policías) son héroes, pero los demás que no hicieron nada no son más que cobardes. Los padres fueron más valientes que eso y al menos tenían una idea de qué hacer. ¿Por qué esperaron tanto? Podrán volver a casa con su familia y la mía nunca volverá a casa”, comentó el padre de Cazares.