Te contamos la historia de amor entre Iztaccíhautl y el Popocatépelt

No cabe duda que el Iztaccíhuatl y el Popocatépetl son los volcanes mexicanos más famosos del mundo, en parte por la mítica leyenda que comparten. 

Después de que usuarios de las redes sociales reportaron sobre una supuesta explosión emitida por el Iztaccíhuatl (o “La mujer dormida” como se le conoce en nuestro país) la madrugada de este 23 de octubre, autoridades de Protección Civil desmintieron tal hecho e informaron que el fenómeno en realidad se trató de un efecto óptico, surgido de una luz de una estación repetidora del lugar. 

Sin embargo, aún ante la explicación, algunas personas relacionan el suceso con la famosa historia de amor de los dos colosos, la cual aquí te decimos de qué va. 

El guerrero Popocatépetl y la princesa Iztaccíhuatl 

La leyenda del surgimiento de estos dos volcanes se remonta al México prehispánico, cuando el Imperio Azteca, con su vasto y diestro ejército dominaba el Valle de México. 

Con su poderío militar, los Aztecas tenían sometidos a varios pueblos alrededor de sus territorios, tal es el caso de los Tlaxcaltecas, acérrimos enemigos.

El líder tlaxcalteca, cansado de ver el honor de su comunidad pisoteada, decidió incitar a los suyos a luchar por su libertad y fue así como empezó una cruenta guerra entre estas milenarias culturas. 

El líder tenía una hija llamada Iztaccíhuatl, mujer hermosa que fungía como princesa, quien se enamoró de un fuerte y apuesto guerrero de nombre Popocatépetl. 

Ambos jóvenes profesaban su amor con gran fervor, pero la guerra y sus respectivos estatus sociales les impedían estar juntos. Sin embargo, esto no importó para el valiente Popocatépetl, quien antes de partir a la lucha pidió la mano de su amada al padre de ella. El cacique tlaxcalteca aceptó la petición del joven, pero con la condición de que tenía que regresar victorioso para la celebración. 

Fue así que el joven guerrero se fue por un tiempo, con la promesa de que regresaría por Iztaccíhuatl, pero al poco tiempo un rival de amores, quien no pudo ganarse a la princesa, le dijo a esta que no tendría que esperar más pues su amado había muerto en batalla. 

Abatida ante la noticia, Iztaccíhuatl cayó en una profunda depresión que la llevó a la muerte. 

Tiempo después, Popocatépetl regresó a casa, y al enterarse del fallecimiento de su amada decidió honrar su amor construyéndole una tumba ante el Sol, donde amontonó diez cerros para formar una montaña. 

Popocatépetl tomo entre sus brazos el cuerpo de la doncella y la llevó a la cima, donde la recostó y con antorcha en mano, le dio un beso póstumo, para así cuidar de ella por toda la eternidad. 

Con el tiempo, las tormentas de nieve cubrieron a ambos, convirtiéndolos así en dos volcanes, los más populares de la República Mexicana, los cuales seguirán juntos hasta el fin de los tiempos. 

(Foto: Redes sociales)