GRAN CONTIENDA DEPORTIVA

Así fue como se organizó el Primer Maratón de la Era Moderna

Así fue como se organizó el Primer Maratón de la Era Moderna

Así fue como se organizó el Primer Maratón de la Era Moderna (Foto: Especial)

Viral 27/08/2022 18:47 Carlos Rivas Actualizada 18:48
 

GRECIA.- Para no olvidar los aportes que los griegos realizaron a la cultura y al deporte en la Antigüedad, el 23 de junio de 1894, en París, Francia, en una cena donde asistieron Michel Breal, políglota descendiente de judíos franceses y profesor de filología del Instituto Francés; y Pierre Frédy, barón de Coubertin, historiador y pedagogo, se decidió la inauguración del Comité Olímpico Internacional, que tenía como objetivo buscar una sede para celebrar los primeros Juegos Olímpicos de la modernidad.

En 1894 el barón de Coubertin viajó a Grecia para proponer la celebración de las primeras olimpiadas en Atenas, que se llevarían a cabo en 1896, lo anterior resaltaría también las festividades de los 75 años de liberación del país bajo el dominio musulmán. Al final la propuesta fue aceptada.

Por su parte, en septiembre de 1894, desde Glion, Suiza, Michel Breal envía una carta a Coubertin antes de su viaje, en donde le propone la realización de una carrera de larga distancia, la cual recordaría la leyenda de la batalla en la llanura de Maratón; la ruta tendría su inicio desde la ciudad de Maratón y terminaría en la colina rocosa de Pnyx, Atenas; su recorrido sería de 48 kilómetros.

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Coubertin aceptó la idea con entusiasmo, por lo que el primer programa de los Juegos Olímpicos, publicado en 1895, mostraba que el primer maratón moderno tendría 48 kilómetros, pero pronto los organizadores se dieron cuenta que había un problema en la ruta.

El camino que tomó el hemerodromo Filípides (soldado mensajero de larga distancia) no fue la que establecieron los organizadores del COI, ya que entre Maratón y Atenas, en línea recta, se sitúa el Monte Pentelikon, de 1.109 metros sobre el nivel del mar, por lo que esa ruta no fue la que tomó el soldado de la Antigüedad.

Al final se optó por un recorrido que bordeaba la costa, hacia el sur, evitando las montañas. Con este cambio la carrera se acortó a 40 kilómetros, con un ascenso de 250 centímetros sobre el nivel del mar.

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Llegado el año de 1896, Atenas celebró los primeros Juegos Olímpicos modernos, donde su sede, y la meta del primer maratón, fue el Estadio Panathinaiko (Estadio de Mármol) levantado cuatro siglos A.C.

Más de 241 atletas masculinos, provenientes de 14 naciones, participaron en esta justa deportiva, entre los que se encontraban el anfitrión Grecia, los Estados Unidos, la Gran Bretaña, Alemania, Francia, Hungría, Australia, Dinamarca, Suecia, Suiza, Italia, Austria, Bulgaria y el único país latinoamericano, Chile.

El país que contó con más representantes deportivos fue el país anfitrión Grecia, con 197, y el que menos tuvo fue Suiza, con únicamente 3.

Para este evento, los deportes que se hicieron presente fueron: gimnasia, ciclismo, natación, halterofilia, remo, tenis, tiro, lucha y por supuesto atletismo.

Cabe destacar que en esta época, a las mujeres no se les permitía participar en competencias deportivas oficiales, y solo se otorgaban medallas a los dos primeros lugares; el primer lugar recibía una presea de plata con una rama de olivo, mientras que el segundo lugar obtenía una medalla de bronce con una rama de laurel, ya que se consideraba que su valor interferia con los ideales y reglas del amateurismo, el oro no era entregado a ningún ganador.

PREPARATIVOS PARA EL PRIMER MARATÓN MODERNO

Las autoridades de Grecia y del COI querían que el ganador del primer maratón moderno fuera un griego, ya que así resaltaría las celebraciones del país, por lo que el Rey George I y Michel Breal donaron una copa cada uno, las cuales fueron grabadas con epigrafía griega moderna, la de Bréal rezaba lo siguiente: "Juegos Olímpicos Atenas 1896, Marathon, donado por Michel Breal".

Debido a que el 80% del territorio griego es montañoso, por lo que tener tierras para el cultivo resulta ser un bien demasiado valioso, los organizadores de la carrera tuvieron que desempedrar varios tramos de la ruta por donde pasarían los corredores, la cual fue desde la salida en la llanura de Maratón, hasta la entrada de la ciudad de Atenas.

Fue al general Papadiamantopoulos a quien se le encargó la encomienda de organizar carreras de entrenamiento y elegir a los corredores para entrenarlos, los cuales, algunos de ellos, fueron jóvenes del ejército y recién licenciados de él.

Fueron en total cuatro carreras de entrenamiento las que se llevaron a cabo, y en las cuales participaron Ioannis Yannoulis, Georgios Grigoris, Kharilaos Vassilakos, Ioannis Vrettos, Eleitheros Papasymeon, Elias Kafetzi y Spiridon Louis, joven de 24 años originario de Maroussi, ciudad al nordeste de Atenas, quien era huérfano de padre y principal portador económico de su familia, trabajaba en labores agrícolas con su padrastro en una viña y se desempeñaba como aguador, por lo que viajaba dos veces al día hacia Atenas en un burro cargado con cántaros.

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Stamata Revithi, la primera maratoniana

En 1896 había, en Grecia, un periódico semanal llamado "Mensajero de Atenas", que informaba sobre los acontecimientos más relevantes de la sociedad ateniense, dicha publicación se editaba en griego y francés.

Para el año en que se celebrarían los primeros Juegos Olímpicos Modernos, el periódico incluyó 15 suplementos especiales dedicados a la justa deportiva, entre febrero y abril de 1896. En dichos suplementos se podían encontrar noticias acerca del COI, calendarios para las competencias deportivas, así como sus respectivas reglas, pero en su número 14, en la sección de "noticias diversas", se incluyó el siguiente escrito:

"Se habla de una mujer que deseaba inscribirse como participante en la carrera de Maratón. Al no ser aceptada, realizó la prueba por su cuenta hace unos días, tardando 4 horas y media en recorrer la distancia que separa a Maratón de Atenas. Se detuvo durante 10 minutos, a media carrera, para sorber unas cuantas naranjas. Es una mujer de temperamento fuerte y animosa".

La noticia pasó desapercibida para muchos y se perdió en el tiempo por 30 años, hasta que el historiador Taraskelas Athanasios la recuperó.

De acuerdo con Taraskelas, la mujer a la que se refería el escrito fue Stamata Revithi, quién nació en 1866 en la isla de Syros, la cual se localiza en el archipiélago de las Cícladas, en las aguas del mar Egeo, pero algunos periódicos de la época la nombran "Melpómene" (en referencia a la hija de Zeus y de la titan Mnemosine) que en un principio era la musa del canto armonioso musical, pero después se convirtió en la musa de la tragedia griega.

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De gran altura, ojos grandes y composición delgada, Revithi era una griega humilde, quien probablemente fue viuda y tenía un bebé de 17 meses, por lo que decidió participar en la justa deportiva para obtener el premio y así hacerse de recursos económicos.

Revithi se preparó con tres semanas de entrenamiento antes de hacer el recorrido, y debido a que las autoridades del COI no le permitieron participar en la fecha oficial, la mujer tuvo que realizarlo un día después.

Los registros muestran que inició su trayecto a las 8 am, y tardó más de cinco horas en llegar a la meta, la cual fue el Hospital Evangelismos, ubicado a un costado del Estadio Panathinaiko, llegando aproximadamente a las 13:30 pm.

Tras finalizar su hazaña, la maratonista pidió a unos militares que se encontraban en el lugar que firmaran su acreditación de la carrera con su hora de llegada registrada, ya que el documento lo quería presentar al Comité Olímpico helénico para que así confirmaran su logró, sin embargo, el escrito se perdió en la historia, por lo que sólo se cuenta con las publicaciones que los periódicos de la época mostraron.

Organizando el primer maratón moderno.

El inicio de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna coincidieron con el 75 aniversario del levantamiento griego frente a los otomanos, por lo que el evento deportivo se celebró a lo grande.

Antes de que diera inicio el maratón, el 10 de abril de 1896, las autoridades del COI prepararon estancias especiales para los corredores, quienes en un principio se registraron 30, pero al final únicamente 17 realizaron el recorrido. Con carros tirados de mulas y caballos, desde Atenas y otros pueblos cercanos se les trasladó a los atletas a una posada en Maratón llamada Skuza, en donde pasaron la noche; una historia local afirma que el futuro ganador, Spiridon Louis, ayunó la noche antes del evento, y se la pasó rezando frente a una imagen de la Virgen.

La mañana en que se llevaría a cabo la carrera, todos los atletas tuvieron un copioso desayuno, ya que durante el recorrido no había puestos de hidratación, pero el camino estaba plagado de árboles de naranjo. Después de tomar sus alimentos, los deportistas helénicos asistieron a una misa en la iglesia de la localidad, en donde el patriarca de Marathon rezó para que fuera un griego el que triunfará en la contienda, debido a que estos habían sido superados por los extranjeros en otras disciplinas, como en la lanza de disco y peso, además que nunca antes un griego había triunfado en atletismo.

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Fue a las 14:00 hrs del 10 de abril de 1896 cuando el disparo del revólver del general Papadiamantopoulos dio inicio al evento, el cual tuvo su línea de salida en el puente de Marathon con dirección a Atenas, y en el 17 corredores compitieron para obtener la gloria.

De estos 17 atletas cuatro eran extranjeros, quienes eran: Edwin “Teddy” Flack, de Australia (ganador de los 800m y 500 m lisos); Albin Lermusiaux, de Francia (tercer lugar en los 1500m); Arthur C. Blake, de los Estados Unidos (segundo lugar en los 1500m) y Gyula Keller, de Hungría (el único deportista que ya había participado en un maratón de 40 km).

Los 13 corredores helénicos que participaron en la contienda fueron: Spiridon Belokas, Sokratis Lagoudakis, Kharilaos Vassilakos, Dimitrios Khristopoulos, Ilias Kafetzis, Georgios Grigoriou, Ioannis Lavrentis, Stamatios Masouris, Evangelos Gerakeris, Dimitrios Deligiannis, Eleitherios Papasymeon, Ioannis Vrettos y Spiridion Louis, quien fue el último inscrito, por lo que portó el número 17.

Debido a que el pueblo griego deseaba con fervor de que uno de sus compatriotas se coronará campeón en el maratón, los premios que se ofrecieron para quien llegará en primer lugar fueron extravagantes; pan gratis de por vida, comidas gratis en diferentes restaurantes, rasurado diario con corte de pelo, sastrería con trajes a la medida, una bolsa de 30 mil dracmas, estancias en hoteles y, por si fuera poco, un hombre ofreció la mano de su hija, pero ante todo esto, oficialmente solo se aceptó un vaso especial que representaba una carrera a pie, el cual fue donado por M.J Lambros.

LA CARRERA

Si bien el maratón de Atenas de 1896 tuvo gran trascendencia, desafortunadamente no se cuenta con mucha evidencia gráfica del evento, por lo que queda fiarse de las pocas fotografías que se le tomaron a Spiridon Louis antes y después del recorrido, del informe oficial del COI de la época, de las publicaciones que algunas revistas especializadas en la historia olímpica mostraron, y en una entrevista que dió el atleta años después.

En 1936 los Juegos Olímpicos se celebraron en la Alemania nazi, para esta edición el comité organizador invitó a Louis para que fuera jefe honorífico de la delegación deportiva de su país. Días antes de que el atleta arribara a Alemania, el periodista C.M. Rudolph, de la revista Sport Telegram de Magdeburgo, le realizó una entrevista para que contara la experiencia que tuvo en el Maratón de Atenas.

El relato del primer maratón moderno salió publicado el 13 de abril de 1936, y se considera lo más cercano que se tiene a los hechos que acontecieron durante el recorrido.

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De acuerdo con Louis, un día antes del evento había llovido, por lo que al momento de iniciar el recorrido, el clima era frío y el entorno aún se sentía la humedad, lo que trajo que algunos atletas tuvieran frío, pero esto fue soportable gracias a que algunos pobladores de Marathon compartieron con ellos sus chaquetas.
Fueron 17 corredores los que esperaron, en silencio, el disparo de salida que realizó el general Papadiamantopoulos, tras dar un pequeño discurso en francés y griego, sobre la importancia del deporte y el honor que significaba para los griegos el celebrarse en su patria los primero Juegos Olímpicos modernos.

El atleta relató que fueron los extranjeros quienes tomaron el liderato de la carrera en su inicio, dejando a sus compatriotas griegos en una posición desfavorable para ganarla. Ya con el recorrido iniciado, y después de algunos minutos, el atleta llegó al pueblo de Pikermi, donde su padrastro, de pie a la orilla del camino, le tendió un vaso de vino frío de retsina, el cual tomó un sorbo y después lo colocó en su espalda para refrescarse.

Fueron el francés y el norteamericano quienes estaban por delante de Spiridon, ya que él había acelerado el paso, lo que le permitió llevarle la delantera a sus compañeros helénicos. Los gritos de ¡vamos Louis!, ¡mantén el ritmo!, ¡sigue corriendo!, ¡continúa compatriota! fueron los que mantuvieron motivado al corredor por un largo trayecto, y gracias esto, rápidamente pudo pisarle los talones a los extranjeros.

Cuando ya le pisaba los talones al estadounidense, un sargento se acercó a Louis para darle a comer una naranja y así le diera un poco de energía; lo anterior funcionó tan bien, que fue capaz de rebasar a su contrincante en poco tiempo.

El siguiente corredor a vencer era el francés Lermusiaux, que de acuerdo a Louis, éste corría con un par de elegantes guantes blancos. Si bien el parisino tenía una excelente condición físico, Spiridon relató que el galo fue vencido por la fatiga, lo que le provocó que vacilará en una curva que estaba transitando, para después caer al suelo y ya no más poder levantarse.

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Después de algunos kilómetros, y tras rebasar a más corredores extranjeros gracias a la motivación que le proporcionaron los gritos de apoyo de su gente, Spiridon narra que ya únicamente quedaba él en segundo lugar, sólo por detrás de pocos metros del australiano.

“Escuché gritos y gritos por todos lados; ‘¡vamos a conseguirlo Louis’, ‘tienes que vencerle!’, lo que me llenó de ambición y pensar que no podía ser un extranjero el que llegara primero en esta carrera”.

Tras acelerar el paso, Spiridon fue capaz de posicionarse a lado del australiano, por lo que durante el recorrido, lo miraba constantemente con el rabillo del ojo para aprovechar la oportunidad cuando mostrara el primer signo de cansancio. Al final, y aunque el corredor extranjero fue de los mejores que físicamente se preparó para la contienda, su cuerpo no pudo más, ya que la pérdida de aliento por el uso de su energía le fue retrasando y en un momento inesperado, cayó al suelo víctima del agotamiento.

“Cuando llegué a las primeras casas de Atenas estaba feliz, no había ninguna razón para preocuparme. Tenía la fuerza suficiente en mí y llevaba una marcha constante. como una máquina bien engrasada”.

Louis relata que en su camino para llegar a la meta, la cual se encontraba adentro del Estadio Panathinaiko, el terreno de la carrera se tornó cuesta abajo, lo que le permitió ganar velocidad en su andar, y así recorrer los últimos kilómetros sin usar mucha de su energía restante.

“Mientras recorría los suburbios de la ciudad, el ruido de la gente se convirtió en indescriptible: disparos de pistolas, fuegos artificiales y cohetes se estaban lanzando, casi estaba delirando. La carrera ya era cuesta abajo hasta la meta, lo que hizo la marcha más fácil y agradable de lo que podía imaginar”.

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Tras su arribo al estadio, una lluvia de ramitas de laurel, olivos y flores llovían sobre el corredor griego que estaba a punto de ganar el desafío deportivo en su propia patria, y en presencia del futuro rey Constantino de Grecia y todos los príncipes que lo acompañaban, Louis cruzó la meta para convertirse en el primer corredor que finalizó el maratón de los los Primeros Juegos Olímpicos de la era Moderna.

“La gente estaba clamando mi nombre, todo el mundo estaba gritando y lanzando sus sombreros al aire. Y ahora que quería estar quieto, me temblaban las piernas. El rey y los príncipes se interesaron por mí, pero luego se dijo que yo había pedido caballos y un carro como premio y los recibí; no es verdad. Aparte de la medalla y el diploma del ganador, un reloj de oro, que envió el príncipe para mí, fue el único presente. Mi padre, que no era tacaño con respecto a mi victoria, pagó tres barriles de vino y gastó casi quinientos dracmas para celebrar la victoria griega con los de Maroussi y los extraños”.

LLEGADA DEL MARATÓN A MÉXICO

Organizado el 25 de septiembre de 1983 por Sandalio Sainz Maza, quien dirigía la Promoción Deportiva del aquel entonces Distrito Federal, Ramón Aguirre Velázquez, Jefe del Departamento del D.F, y el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, la Primera edición del Maratón de la Ciudad de México contó con la participación de más de 7 mil corredores, quienes tuvieron su salida en el Autódromo Hermanos Vásquez, con su meta en el icónico Monumento a la Revolución.

Esta gran justa deportiva tuvo como ganadores a Casimiro Reyes, quien terminó el recorrido en 2 horas con 29 minutos y 35 segundos en la rama varonil, y María del Carmen Cárdenas, quien obtuvo 3 horas con 5 minutos en la rama femenil.

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Si bien en un principio a los organizadores del maratón no les importaba mucho cuantos corredores podían finalizarlo, sino cuántos los empezaban, con el paso de los años se le dio más importancia a que esta competencia se tendría que realizar de principio a fin.

Desde sus inicios, como no había mucha gente que se animaba a tomar parte en este desafío, se invitaba a los trabajadores del gobierno capitalino a que lo recorrieran tan sólo unos kilómetros, pero esta situación cambió en el 2010 cuando llegó a nuestra metrópolis la cultura del runner, en donde se incrementó el número de capitalinos que salían a las calles a correr para mantenerse en forma, por lo que en la actualidad más participantes se preparan con ahínco durantes meses para finalizar los 42.195 kilómetros que competen este reto que desafía a la mente y al cuerpo. Con esto, el icónico Maratón de la CDMX ha contando con la participación de 7 mil hasta 40 mil deportistas, pero esta cifra aumenta cada vez más con el paso de los años.

El Maratón de la Ciudad de México, que desde el 2013 se lleva a cabo el último domingo de agosto, es el más importante de América Latina ya que posee la prestigiosa Categoría Élite, antes Etiqueta de Oro, perteneciente a la World Athletics, la cual es la Asociación Internacional de Atletismo, por lo que forma parte de los 10 maratones más importante del mundo.

Por si lo anterior no fuera suficiente, esta gran odisea deportiva es la única de Latinoamérica que tiene la etiqueta Evergreen, la certificación más importante de sustentabilidad otorgada por el Consejo para el Deporte Responsable (Council for Responsible Sport), organización sin fines de lucro que promueve la realización de eventos deportivos con sustentabilidad y responsabilidad ambiental y social por medio del otorgamiento de una certificación oficial. Solo el Maratón de Boston y el de la CDMX cuentan con esta certificación.

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(Fotos: Especial)

Una de las principales razones por las que miles de “runners” élite de diferentes partes del orbe participan en este recorrido capitalino es porque el Maratón de la CDMX es Boston Qualifier, lo que significa que el tiempo obtenido al finalizarlo otorga la oportunidad de participar en uno de los maratones más prestigiosos y desafiantes en la actualidad, el de Bostón, en los Estados Unidos.

Sin duda una gran justa deportiva en la que miles de corredores tomarán parte para vencer los 42 kilómetros que componen este desafío, el cual pone a prueba la voluntad y fortaleza de todo aquel atleta que se atreva a llevarlo a cabo, mientras recorre los monumentos de una de las metrópolis más emblemáticas de la actualidad.

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