ECUADOR. – Extendido sobre 280 metros cuadrados, con 1,750 figuras (650 de ellas en movimiento), ríos, cascadas, nieve y sonido ambiental, el pesebre expuesto en la Basílica del Voto Nacional, en Quito, se alza como el "más grande de Latinoamérica" y como una experiencia que desborda fe, creatividad y asombro.
Todo comenzó hace 22 años, cuando el sacerdote Jimmy Arias, ahora fallecido, buscó una "Navidad diferente, catequizar por medio de un pesebre", en el que se representa la infancia de Jesucristo en 13 escenas, desde el anuncio "del ángel a María hasta que está perdido en el templo entre los doctores de la ley".
Un río de 26 metros de largo cruza el pesebre, que tiene más de un centenar de construcciones típicas hebreas de la época, vegetación variada, diversos puentes, cascadas, nubes en las que se ven rayos, se escuchan truenos y de las que cae una lluvia constante.
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Aunque la instalación del Belén requiere 70 días de trabajo, en realidad, la tarea comienza desde mayo con la restauración de las piezas que se dañan al ser transportadas en tres camiones desde la ciudad de Loja.
Para la colocación del nacimiento, que estará en la Basílica hasta el 18 de enero, se requirieron unos 60 mil dólares (más de un millón de pesos) para la puesta en escena, el pago a trabajadores y la alimentación, entre otros gastos.
280 metros Cuadrados mide, e incluye 90 edificaciones, un río artificial de 26 metros, efectos de día y noche, lluvia, nieve y una narración sonora que acompaña el recorrido.