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Cerca de una hora después del ataque, el ejército anunció a la población que ya podía salir de los refugios. El cuerpo armado había instado a los ciudadanos a permanecer cerca de zonas protegidas ante la amenaza de una agresión iraní de “gran alcance”.
Los Guardianes de la Revolución, el ejército de élite de Irán, afirmaron que el ataque era una respuesta a la muerte del jefe de Hezbolá, Hassan Nasralá, y a la del líder de Hamas, Ismail Haniyeh. En un comunicado, amenazaron con llevar a cabo “ataques demoledores” si Israel respondía al bombardeo de ayer.
Netanyahu afirmó que a “quien nos ataca, lo atacamos”. El ministro de Defensa israelí Yoav Gallant prometió también castigar a Irán por la acción. “Irán no ha aprendido una lección sencilla: quienes atacan al Estado de Israel, pagan un alto precio”, declaró.
El presidente Joe Biden ordenó a las fuerzas armadas de EU ayudar en la “defensa” de Israel. La comunidad internacional condenó el ataque, mientras que Hamas lo celebró.