Al menos 93 personas han muerto a causa del fenómeno: 37 en Carolina del Norte, 25 en Carolina del Sur, 17 en Georgia, 11 en Florida, dos en Tennessee y una en Virginia.
Solo en Buncombe, un condado de Carolina del Norte, que incluye la ciudad de Asheville, hay 50 muertos, informó ayer el sheriff Quentin Miller.
“Seguimos haciendo las arduas labores de búsqueda y estamos en fases de recuperación (de cuerpos)”, agregó el sheriff.
La tormenta causó el cierre de cientos de caminos y el colapso de puentes por las inundaciones.
El presidente de EU, Joe Biden, visitará a finales de esta semana las zonas más afectadas por el paso del poderoso huracán, sin precisar si ordenará una misión de respuesta de emergencia.
“Estamos escuchando (de) fuertes daños a infraestructuras básicas como sistemas de agua, comunicaciones, carreteras, y varias viviendas destruidas”, dijo Deanne Criswell, administradora de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias.
“Va a ser una recuperación complicada en cada uno de los cinco estados que ha sufrido los impactos”, agregó.
Casi 2.5 millones de personas continuaban sin electricidad. Mientras, miles de personas buscan socorro en albergues de la Cruz Roja, precisó la jefa de ese despacho Jennifer Pipa. Algunas de las áreas más afectadas están en Carolina del Norte, donde las autoridades temen que podría haber todavía algunas zonas sin ser revisadas.