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Al final del día, se supo que se habían producido sismos en Oaxaca y Chiapas, así como en El Salvador y Argentina, pero como no fueron de gran magnitud, las personas comenzaron a decir que los canalizadores habían cambiado el curso de los acontecimientos. Exactamente igual que lo que pensaban los romanos: los sueños nos brindan información que permite cambiar las cosas.
Sinceramente, yo no sé si las cosas ocurrieron así. Lo que realmente me impacta es que, a raíz de la información del 21 de septiembre, cientos de personas me han escrito para decirme que tanto este verano como desde inicios de septiembre, han tenido sueños muy parecidos a los de la persona que soñó con el 21 de septiembre.
Sueños donde ocurren grandes temblores, tsunamis y catástrofes a nivel mundial. Lo más inquietante es que los sueños no se produjeron después de la información del 21 de septiembre, sino antes. Por eso me están escribiendo, para decirme que algo ha ocurrido en los últimos meses en el subconsciente colectivo, que hace que personas de diferentes países, edades y géneros estén soñando lo mismo.
Lo importante no es la fecha, que es en lo que todos se enfocan. Lo importante es que personas anónimas, quizá, estén experimentando el don de la oniromancia sin saberlo. ¿Nos estarán advirtiendo los dioses de algo? ¿Será, como dicen los contactados, que el tiempo se ha agotado y que la Madre Tierra ya no puede más? Sea como fuere, hasta Naciones Unidas ha reconocido esta misma semana que la situación de la naturaleza es catastrófica y que el nivel del mar está subiendo ahora más rápido que en los últimos tres mil años.







