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El impacto del sistema estelar T Coronae Borealis (T CrB), su nombre oficial, ya ocurrió en 1946. Su nuevo “golpe” se espera desde febrero, pero debido a que no ha ocurrido podría darse en lo que resta de agosto o septiembre.
La NASA explicó en un comunicado que la T CrB es una de las cinco novas recurrentes que se encuentran en nuestra galaxia, la Vía Láctea, que explotan cada 80 años, por lo que son eventos únicos en la vida.
“Una vez que alcance su brillo máximo debería ser visible a simple vista durante al menos una semana antes de que se atenúe nuevamente, posiblemente durante otros 80 años”, dice el reporte de la NASA.
“Esta nova recurrente es solo una de las cinco que hay en nuestra galaxia. Esto sucede porque T CrB es un sistema binario con una enana blanca y una gigante roja. Las estrellas están lo suficientemente cerca como para que, a medida que la gigante roja se vuelve inestable debido al aumento de temperatura y presión y comienza a expulsar sus capas externas”, explica el comunicado. “Mientras, la enana blanca recoje esa materia en su superficie (…) y poco a poco se calienta lo suficiente como para provocar una reacción termonuclear descontrolada, que produce la nova que vemos desde la Tierra”.
“Es un evento extraordinario porque, más allá de que el ciclo de estallido se repita cada 80 años aproximadamente, hay pocas novas recurrentes en la Vía Láctea, aproximadamente 10”, dijo a la revista Global de la UNAM el doctor René A. Ortega Minakata, miembro del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de esa casa de estudios.
Los observadores más entusiastas pueden ir preparando sus binoculares o telescopios mientras navegan la constelación Corona Borealis, donde la nova emergerá como si se tratara de una nueva estrella.
Las aplicaciones hermanas Star Walk o Sky Tonight también son una buena forma de atestiguar la colisión.