Estos días se ha dado a conocer que, tras meses y meses de pruebas, los ingenieros encargados de la misión Voyager han logrado solucionar el problema y la sonda en estos momentos está enviando datos científicos interpretables por los expertos, idénticos a los que venía suministrando desde el inicio de la misión.
Fue el 5 de septiembre de 1977 cuando Voyager 1 fue lanzada al espacio, y el objetivo era que pudiera llegar hasta Júpiter y Saturno. Pero después de cumplir con la misión, siguió su viaje por el espacio.
En estos momentos está en los límites del Sistema Solar, y se pretende que mande datos valiosos de planetas como, por ejemplo, Neptuno. A pesar de que los científicos han dado a conocer que el problema con la Voyager ya se ha solucionado, la conspiración continúa. Hay usuarios de las redes sociales que consideran que el silencio de la Voyager desde noviembre hasta ahora ha sido orquestado por una civilización ajena a la Tierra, superior a nivel de inteligencia, y que no quería que la sonda enviara datos del entorno en el que habitan al planeta Tierra, abriéndose con ello la posibilidad de que podamos saber que no estamos solos en el universo, y ademán, dónde se encuentra, de forma exacta, esa otra forma de vida. Habría sido este silencio, para los más conspiranoicos, un silencio orquestado por estas inteligencias no humanas.
Desde luego, no hay prueba alguna que sostenga esta afirmación, a pesar de que existe parte del público que pide encarecidamente que los mensajes indescifrables de la Voyager sean puestos a disposición de la ciudadanía a fin de que alguien pueda investigar su auténtico significado y revelar, tal vez, que la Voyager puede ser la puerta para acceder a otros mundos, mundos misteriosos que también están aquí, compartiendo con nosotros el gran universo.
Hablando de las misiones Voyager, tanto la sonda Voyager 1 como la Voyager 2 llevan consigo un mensaje destinado a hipotéticas civilizaciones extraterrestres que pudieran encontrarse con estos artefactos humanos. Lo que pretendían los científicos era dejar claro de dónde provienen las sondas y quiénes somos los responsables de las mismas. El mensaje tiene forma de disco de cobre con un baño de oro. El disco contiene sonidos e imágenes del planeta Tierra: canciones, sonidos de animales, saludos en más de 56 idiomas y un centenar de fotografías de nuestro planeta. También contiene un mapa de nuestra ubicación en el Sistema Solar.
(Fotos: Especiales)
Este mensaje para los alienígenas fue diseñado por algunas de las mentes más brillantes del pasado. En concreto, formaron parte del trabajo científicos de la Universidad de Cornell, liderados por el reconocido astrónomo y divulgador científico Carl Sagan. Casi nadie sabe que, además de imágenes y sonidos, el disco contiene también ondas cerebrales, por si una hipotética civilización extraterrestre pudiera interpretarlas. Estas ondas cerebrales pertenecen a la escritora Ann Druyan, quien aseguró, en su momento, que había pensado en la historia de la Tierra, tanto en la parte buena como en los episodios oscuros, y en conceptos tan importantes para el ser humano como, por ejemplo, enamorarse.
En el disco de oro hubo una gran polémica, porque aparecen un hombre y una mujer desnudos. Los genitales del hombre sí aparecen, pero los de la mujer no. Además, el hombre levanta el brazo en señal de saludo, mientras que la mujer mantiene los dos brazos hacia abajo, lo que fue interpretado como algo machista por ciertos sectores de la sociedad.