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Influenciada por los prejuicios y creencias populares, Gorecka dice que sintió “pánico” cuando vio al primer murciélago que se posó en las sábanas de su hija.
Pero luego aprendió todo lo que ha podido sobre estos animales “dignos de admiración”, con los cuales “nadie corre riesgo alguno”.
Se rodeó de expertos y de una red de voluntarios que le ayudan cuando su “asilo” está sobrepoblado.
Pero sus pacientes pueden quedarse allí “de por vida”.

Foto: (AFP)
Cada murciélago tiene su nombre, su lugar, su mesa de comida y medicamentos.
Algunos no solo se quedan con Gorecka, sino que viven sobre ella.
La “Bati-mamá” está tan acostumbrada a tener murciélagos en la blusa, que a veces se olvida y sale con un murciélago en la manga.
Los murciélagos se domestican rápidamente, “en dos o tres días” aprenden a comer de su propio cuenco y los que llevan mucho tiempo en el asilo, sirven de ejemplo para los nuevos.
Claro, “tal vez no son los más hermosos, pero eso no es su culpa”, dice la protectora de los murciélagos.

Foto: (AFP)







