Tu mascota es sanadora

Aunque hay quienes no lo creen, es cierto que perros, gatos, caballos o aves ofrecen afecto, solidaridad, consuelo, alivio, agradecimiento, amor y apego, un cariño que va más allá de compartir el hogar.

Susana Salazar Gómora, psicóloga de adolescentes y familia de CEEPI (Centro de Especialización en Estudios de Psicología de la Infancia), dice: 

Ya sea que “vivas solo o no, seas viejo o un niño o tengas una familia grande o chica, la mascota puede convertirse en un integrante más del hogar e incluso puede llegar a ser el más querido”.

Esto se da porque un animal puede reflejar en el ser humano armonía, paz y fidelidad, para los niños pueden ser aliados de juego, “un ser viviente que los acompaña incondicionalmente”.

Asistente muy personal. La compañía animal es fundamental en personas que padecen etapas de duelo: “En gente con cuadros de depresión crónica, introversión, y claro, en adultos de edad avanzada que han sufrido la pérdida de su cónyuge o el abandono de sus hijos, las mascotas tienen un efecto moral maravilloso”.

Un animal de compañía puede ayudar en momentos dolorosos, cuando los niños pierden a uno de sus padres o hermanos y claro, en procesos de divorcio, pueden aminorar la ansiedad y la depresión.

La mascota, explica Salazar Gómora “ocupa al cerebro humano en otro objeto y, por lo tanto, le hace salirse de si mismo, factor determinante para no estar deprimido”.

Gracias de las mascotas. Disminuyen el sentimiento de soledad, estimulan el contacto físico y la comunicación. Casi todos los niños y adultos le hablan a su mascota. Incrementan la autoestima: los cuidados que demandan las mascotas hacen que la persona se sienta útil. Liberan el estrés: Ayudan a tener menos periodos de depresión.