Manual para sacarle provecho a tu 'amiguito', sea grande o pequeño

Hola, mis amores, ¡feliz miércoles! Hoy quiero hablarles sobre penes. El tamaño no importa... ¿o sí?

Seamos más claros, importa en casos personales; es decir, a mí no me gustan demasiado grandes, porque a mí me fascina hacerlo rudo y con un pene de tamaño XXL no podría hacer ni la mitad de lo que me gusta. Además, mido 1.60 cm., soy un ente muy pequeño para cosas tan grandes. 

Entonces, el tamaño sí es factor, pero no como ustedes creen. Alguna vez conocí una mujer que decía que amaba los penes chicos porque a ella le gustaba introducir un vibrador junto con el miembro de su pareja, para más placer. Pero también conozco mujeres que las necesitan grandes y las adoran. Hay para todos los gustos. 

Y no es nada más el tamaño de la herramienta lo que importa, sino cómo la usas. La enjundia que le das al ponerla en acción. El ‘mete-saca’ ya está pasado de moda y ahora se necesita más creatividad para hacer algo inolvidable. Entonces, si tu pareja te dice que eres “pito chico”, cambia de pareja y encuentra esa tuerca que le embonará perfectamente a tu tornillo. 

Otro dato importante es que me ha tocado saber de hombres que van al baño y echan esa miradita a su vecino. Salen sintiéndose pequeños porque el miembro del otro era enorme y piensan: “Si así se ve dormido, ¿qué tan enorme estará despierto?”

 Algo importante es que no todos los penes son iguales —obvio—, pero me refiero a que hay penes de carne y penes de sangre. Les explico: los penes de carne son esos que tienen el mismo tamaño en descanso y erectos.

Y los penes de sangre son esos que nos sorprenden cuando ya están en su máximo esplendor. O sea, que en descanso se ven “pequeños” y conforme se van levantando, su tamaño va creciendo a veces hasta triplicar su tamaño en reposo. Así que la próxima que vean un compañero con tremendo culebrón, entiendan que puede ser de carne, o no. Ahí sí, si la duda les mata, ya es cosa suya.

Les adoro y espero con ansias la próxima semana.