Dejar lejos el salero es muy bueno para la salud y en las mujeres puede significar una modificación en la microbiota intestinal con una mayor producción de ácidos grasos de cadena corta, lo que contribuiría a reducir la presión arterial y disminuir la rigidez de las arterias.
Un experimento entre 145 pacientes hipertensos no tratados, realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Augusta (Estados Unidos), descubrió que una reducción en el consumo de sal, por modesta que sea, modifica la composición de las bacterias alojadas en el intestino.
Este estudio dice que la respuesta es diferente entre individuos de diferente sexo. El efecto sólo se demostró en las mujeres participantes, sin que se sepa todavía por qué.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el elevado consumo de sodio –de 9 a 12 gramos de sal por día, cuando idealmente debiera ser de sólo 5 gramos– y la absorción insuficiente de potasio, contribuye al desarrollo de hipertensión arterial y aumentan el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
Por eso, su reducción en la comida es considerada como una de las medidas más efectivas para mejorar las condiciones de salud de la población.
Sal de la mala vida
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, uno de cada cuatro adultos padece hipertensión arterial, de los cuales aproximadamente 40% lo ignora.
Además, 60% que cuenta con diagnóstico, solamente la mitad está controlada.
Esta situación resulta más delicada ante la evidencia de que la hipertensión es una de las comorbilidades más frecuentes en el Covid-19, incluso un factor de riesgo para contraer la enfermedad, por lo que el control de la presión arterial sigue siendo una consideración importante para reducir la carga de la pandemia.
Mantenga el salero lejos y consuma menos sodio.
