Hola mis amores, feliz miércoles de confesiones. Muchos piensan que los fotógrafos se ‘dan’ a las modelos; o sea: se acuestan con ellas, pero no hay nada mas alejado de la realidad.
En verdad, cuando me llegan a preguntar por mi relación con los fotógrafos, me da risa. Para ellos, como para nosotras, solo es un trabajo; algo meramente profesional.
Entre ambos debe haber comunicación y confianza para que las fotos salgan perfectas. Todo lo que sentimos en ese momento se proyecta en las fotografías.
Es una relación de trabajo hermosa, porque te complementas con sus ideas y su perspectiva.
Eso sí, les quiero confesar que cuando veo mis fotografías, me enciendo. No sé si es demasiado egocentrismo, pero en verdad puedo sentir esa sensualidad que deseo transmitir en las imágenes. Al verlas, puedo entender en mi mirada lo que quiero decir con esa foto.
Me encanta verme luciendo sexy, empoderada y llena de vida. Incluso me he llegado a tocar mientras me veo en el resultado de las sesiones. Claro, no en el momento de la sesión, si no ya viendo cómo quedaron.
Por ejemplo, hace poco fui a una sesión pagada; estaba trabajando con lencería que la fotógrafa me compró; eran unos arneses que me apretaban en puntos estratégicos y que hacían que me excitara, pero debía comportarme y concentrarme para las fotos. Así que en cuanto terminamos la sesión, corrí a casa con uno de los arneses puestos. En cuanto llegué me desvestí para presumirle a mi pareja lo que llevaba puesto y entendió mi urgencia por sentirlo dentro de mí. Terminamos haciéndolo, yo recargada en la puerta y él detrás mío.
Son situaciones que se pueden recordar, así que cuando veo esas fotos, me acuerdo de esa cogida y me vuelvo a encender.
¿Tú tienes recuerdos así con alguna fotografía? Cuéntame.
Ya saben que l@s adoro y los espero con ansias la próxima semana.
