Sobreviviente de matanza estudiantil narra su testimonio, en Toluca

TOLUCA.– Su semblante no correspondía a su edad, el ánimo combativo, la sed de justicia, los sueños de un México mejor, en especial para los estudiantes, se develaban a cada paso que daba, con la sonrisa en el rostro al ver las mentes despiertas. Hace 50 años, Juan Salgado participó en el movimiento estudiantil del 68, era estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México y su vida cambió a partir de aquél 2 de octubre, como lo hizo el rostro del país.

Sonriente, recordaba que se unió a la lucha estudiantil por curiosidad, sin vislumbrar que sobrevivir a uno de los pasajes más oscuros de la historia moderna del país, le iba a cambiar no sólo la conciencia social que de joven tenía, sino también la vida.

Gentil, recuerda que a partir de la matanza de Tlatelolco, se ha dedicado a generar una sociedad igualitaria y justa desde las trincheras que, a su parecer, fueran las correctas desde la ideología que eran creadas.

A sus 72 años de vida, con la mirada y el cuerpo cansados, el puño de Juan aún está arriba, combatiente, doliente de olvido, sediento de memoria histórica para las nuevas generaciones.

Para Juan, las marchas de cualquier índole sirven para reivindicar los movimientos sociales que se generaba en el país, para visibilizarlos, para crear nichos de oportunidad y como escaparates para aquellos que no tienen voz.

Al final del contingente que ayer recordó a los estudiantes asesinados en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México, que partió de la Facultad de Humanidades hacia la Plaza de los Mártires, Juan caminaba a paso lento pero seguro, porque confía en que su andar marca los senderos para que nuevos puños se alcen, para que el 2 de octubre no se olvide.