Danzan para sus cosechas en Toluca

Cuando el sol apenas brillaba, los Xita de Corpu, también conocidos como los Viejos de Corpus, comenzaron a salir de sus comunidades. Sin importar su edad biológica, sus rostros estaban envejecidos.

Maguey, ixtle y barro, eran los elementos con los que los otomíes y mazahuas usaron, unidos por única ocasión en el año, para pedir a Dios y Menyeje (señor del agua) que no les falte agua y pueda darse a bien su ciclo agrícola.

ENMASCARADOS. Diego Corona, un joven de 15 años originario de la comunidad Cruz Blanca, recordó que su primera participación en las festividades del Jueves de Corpus fue en el 2010. 

Con apenas seis años comenzó a sentir la tradición como parte de su identidad. “Fue cuando invitaron a mi papá para que fuera Vieja Mayor. Lo que me ha contado él es que había un virus de peste que estaba acabando con nosotros, entonces se les ocurrió ponerse máscaras de maguey para que la enfermedad no los viera salir de sus casas y así poder pedir que lloviera".

PLEGARIA. Su primera parada es en la iglesia de San Miguel Arcángel, en donde escuchan misa para después recorrer las calles, gritando para espantar las malas vibras, la peste y, a su vez, para que sus plegarias retumben en el cielo y la lluvia caiga.

Sin embargo, lamentan que en los dos últimos años las precipitaciones no han llegado. Por lo que llaman a que no se pierda la tradición pero, sobre todo, a que no se descuide el amor a la Madre Naturaleza, pues el campo es el sustento de la humanidad y es el más afectado con la contaminación.

Después de cumplida la encomienda y ver morir a la Vieja Mayor, sufrir su partida y celebrar que el nuevo ciclo agrícola comienza, los Xita de Corpu regresan a sus comunidades. 

La noche está cerca y con ella, la espera de un año para poder regresar a las calles.