PREGUNTA
Hola. Les cuento, el otro día tuve mis cositas con una chica que conocí en un concierto; ella estaba arriba y, en un momento, el condón se deslizó hasta la mitad (no se salió por completo). Me di cuenta en pleno delicioso, lo ajusté de nuevo y seguimos. Ahora estoy preocupado por haberme contagiado de VIH. ¿Debería alarmarme? Jose C.
RESPUESTA
Con los datos que nos compartes, el riesgo es bajo. Mientras el condón no se haya salido por completo y no haya habido eyaculación directa sin protección, la probabilidad de transmisión de VIH es mínima. El VIH se transmite cuando hay contacto directo entre mucosas y fluidos infectantes; un deslizamiento parcial, corregido a tiempo, no equivale a una relación sin condón. Dicho eso, hiciste bien en ajustar. Para tu mayor tranquilidad, lo recomendable es seguir el protocolo estándar: pruebas de ETS en los tiempos correctos (VIH a las 4–6 semanas y confirmación a los 3 meses). Si el encuentro fue hace menos de 72 horas y hubo algún otro factor de alto riesgo, puedes consultar en un servicio de salud, pero por lo que describes no suele ser necesaria. Y para la próxima, revisa la talla del condón, apriétalo desde la base al cambiar de posición y considera lubricante para evitar deslizamientos.
PREGUNTA
A mí esto del Año Nuevo me pone medio depre. La verdad lo único que se me antoja es que mi viejo me empine en el pinito y me dé como cajón descompuesto. Ya se lo propuse, que mejor nos demos una escapada a un hotel bonito y cenemos algo rico ahí, pero no, a fuerza quiere ir con su mami y su familia. Me dice que estoy enferma, en serio, ¿Estoy mal? Marcela D.
RESPUESTA
Ni estás mal, ni “enferma”. Lo que te pasa tiene mucho más que ver con cómo vives emocionalmente estas fechas que con un tema de libido fuera de control. No nos dices si viviste un duelo familiar, pero parece tu caso. Para muchas personas, la Navidad activa nostalgia, tristeza, presión familiar o recuerdos difíciles, y el cuerpo busca refugio en lo que da conexión real: intimidad, cercanía y placer compartido. Tu deseo no es solo carnal; es afectivo. Quieres escapar del ruido, sentirte elegida, priorizada y conectada con tu pareja. El problema no es que tú quieras intimidad, sino que él y tú están parados en expectativas distintas: tú buscas contención en la pareja; él siente obligación familiar. La clave no es quién tiene la razón, sino hablarlo con calma. Decirle que no es solo intimidad, sino una forma de cuidarte emocionalmente. También es válido negociar: un rato con la familia y otro solo para ustedes. Desear placer no te hace egoísta; pero ignorar lo que el otro siente, sí puede enfriar su relación.