Sexualidad

CONSULTORIO ÍNTIMO

¿Por qué la fantasía de ser descubiertos me excita tanto?

Resolvemos todas tus dudas íntimas, por más extrañas que parezcan

consultorio íntimo EL GRÁFICO
21/12/2025 |10:00
Gabriela Sánchez
Periodista y Editora de Espectáculos en El GráficoVer perfil

PREGUNTA

Buenas, desde hace unos días quiero salir de la rutina y empecé a fantasear. Digamos que “me entró la cosquilla” y me di cuenta de que me excita muchísimo imaginar que alguien podría cacharnos cuando estoy teniendo intimidad con mi chica. No es que quiera que pase de verdad: solo pensarlo me prende como loco. ¿Por qué será? Marco T.

RESPUESTA

Lo que te excita no es que alguien los vea en realidad, sino la fantasía del riesgo. Tu impulso se enciende con la adrenalina, lo prohibido y la posibilidad (aunque sea imaginaria) de romper la rutina. Pensar “¿y si nos ven?” activa dopamina y noradrenalina, las mismas sustancias que suben cuando algo es nuevo o peligroso… aunque esté completamente bajo control. Esto entra dentro del voyerismo fantaseado, que es muy común y sano cuando se queda en la imaginación o en juegos consensuados (de rol, lugares privados, cerraduras, horarios). El límite importante es no cruzar a espacios donde otras personas no han dado su consentimiento. La fantasía puede ser intensa sin volverse un problema real. Si a tu pareja le late, pueden jugar con la idea de forma segura: cerrar con llave, usar palabras, simular el riesgo sin exponerse. Si no le gusta, la fantasía puede quedarse en tu cabeza. Ambas opciones son válidas.

PREGUNTA

Hola, el otro día descubrí que me excita muchísimo ver a mi pareja tocarse frente a mí. No es que no quiera participar, pero ver cómo lo hace, cómo se la jala y cómo termina, me prende más que el contacto directo. ¿Tengo un fetiche extraño? Diana L.

RESPUESTA

No, no eres rara, ni perversa y tampoco dice nada malo de ti. Lo que te excita tiene nombre: placer visual y erotización de la intimidad. Ver a tu pareja masturbarse activa el deseo porque estás presenciando algo íntimo, vulnerable y real. No hay filtros, no hay actuación, no es porno, solo es deseo puro. Además, mirar sin tocarte directamente te permite excitarte sin presión, a tu ritmo, lo cual puede resultar incluso más intenso. Para muchas personas, esto es una forma de juego erótico, no un fetiche extraño. Mientras ambos estén cómodos y todo sea consensuado, es una práctica totalmente sana. Si algún día quieren llevarlo más lejos, pueden turnarse, mirarse mutuamente o, incluso, usarlo como preámbulo antes del acto.

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