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"Tenía que apretar mi boca para que los gemidos no se salieran”, por Helena La Mala

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(Foto: Rosalío Huízar, El Gráfico)

Sexo 18/08/2021 14:33 Helena Danae Actualizada 18:14
 

"Hola, mis amores, bonito miércoles a tod@s. Hoy es miércoles de relato erótico, de esos que los dejan con una gotita ya saben donde...

Quienes me siguen en redes sociales, saben que me encanta ir al campo, ver los ríos y presas. El fin de semana pasado, no fue la excepción; además, con estas lluvias, la hierba está hermosa y el agua fluye genial. 

Estábamos preparando una carne asada al lado de un río y la verdad estaba exageradamente cómoda, lo único que me faltaba para culminar tan hermoso día era un buen revolcón. 

Mis ideas comenzaron a volar mientras hablábamos de otros temas... y yo solo podía mirar la entrepierna de mi pareja e imaginarlo dentro de mí, tan duro y lleno de ese líquido listo para inyectarme.

A ese día de campo solo le faltaba un buen palo, así que lo tomé de la mano y le dije: “acompáñame al baño”. 

Caminamos, no muy lejos de donde estaban las demás personas y topamos con una barda de piedra. Entre los árboles, yo podía ver a las demás personas que estaban abajo, me recargue en la piedra y me bajé el pantalón y los calzones. 

Mi pareja estaba cuidando que nadie se acercara... se suponía que yo solo iba a orinar, pero cuando me vio así, sonrió y comenzó a manosearse. 

Con mis manos, abría mis labios para que él pudiera ver lo mojada que estaba, mientras se masturbaba para ponerse firme para mí. 

Cuando por fin estuvo listo, me ensartó como si tuviera la mejor puntería del mundo. Cada embestida, tenía que apretar mi boca para que los gemidos no salieran y nos delataran; él me daba más fuerte, para ponerme a prueba. 

Cuando estuve a punto de terminar, tomé mi mano y la mordí. Mis dientes se quedaron marcados, él explotó dentro de mí, dejándome escurriendo, solo pude limpiarme un poco y subirme el pantalón para regresar a nuestra carpa. 

La emoción de que pudieran vernos y la intensidad con la que él me dio su amor, me hicieron estallar como no lo había hecho en mucho tiempo. 

Regresé súper relajada, tanto que me quedé dormida en una silla. De ahora en adelante, así quiero que sean todos mis días de campo. 

Estoy feliz de que me tengan en sus manos y espero con ansias la próxima semana. 

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