RELATOS SEXUALES

“Un güerito alemán se hundió en mis profundidades y llegamos al paraíso”, por Lulú Petite

“Un güerito alemán se hundió en mis profundidades y llegamos al paraíso”, por Lulú Petite

“Un güerito alemán se hundió en mis profundidades y llegamos al paraíso”, por Lulú Petite (Foto: Especial)

Sexo 15/11/2022 15:31 Lulú Petite Actualizada 15:31
 

Querido diario: Acaricio tu piel blanca, hundo mis dedos en el pelaje rubio de tu pecho y te miro a los ojos, cafés verdosos. No hablas un carajo de español y mi inglés es evidentemente insuficiente para comunicarnos, pero ¿qué más da? Si el del sexo es un idioma universal.

Para hacerte el amor no necesitamos palabras. Por lo que entendí, eres alemán y estás en México de negocios. Estabas aburrido y quieres coger ¿qué más necesito saber? Tu pene está delicioso. Lo miro de cerquita, duro, blanco, con su cabecita rosada bien circuncidada, el venero azul se dibuja en el tallo macizo. No me aguanto las ganas y lo lengüeteo un poco antes de ponerte el condón.

Te la chupo mientras acaricio tu abdomen velludo. Hueles delicioso. Me prende un hombre que huele rico.

Siento tu mano traviesa pasear por mi espina dorsal, apretar mis nalgas. Tus dedos juegan en mi vulva, suben al perineo (el área de piel entre la vagina y el ano), ¡carajo! Le dicen “el niés” (porque ni es cola ni es culo), pero a decir verdad, quien sabe estimular esta zona ¡uf! Es una llave erótica al paraíso.

Me empezaste a masturbar tocándome exclusivamente allí y ¡caramba! ¿cómo te explico? Tus dedos me despertaron deseos incontenibles. Seguí chupándotela, pero mis gemidos y placer eran ya inocultables.

Cuando hundiste los dedos en mi sexo, era tanto mi goce, que te los empapé y entraron libres, provocándome un grito ahogado.

No pude más. Me trepé en ti, tomé tu miembro duro y me acomodé en él, metiéndomelo todo. Me comencé a mover recostada en ti, comiéndote a besos, sintiendo tus manos pasar por mi cuerpo, mis nalgas, mis muslos, mi espalda, mis pezones. Vino mi orgasmo arrollador y, después, el tuyo. Potente, lechoso.

No dijimos nada. Igual no nos entendíamos. Tú no hablas español, yo no sé un carajo de alemán y nuestro inglés es insuficiente para comunicarnos, así que seguimos cogiendo. Después de todo: El sexo es un lenguaje universal.

Hasta el jueves, Lulú Petite.

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