RELATOS SEXUALES
"Recibí tus mensajes cuando le hacía el amor a un cliente", por Lulú Petite
(Foto: Archivo El Gráfico)
"Querido diario: Recibí tus mensajes cuando le hacía el amor a un cliente. Los revisé al salir. Eran dos: “Necesito verte” y “Estoy en México”. Me subí a mi coche sin intención de contestarte. No me importó que las palomitas azules me delataran; al contrario, quería que supieras que te dejé en visto.
Te conocí hace años. Recién divorciado. Con más deudas que patrimonio y más dudas que certezas. Te casaste a los 19 porque embarazaste a la mamá de tus hijos y, desde entonces, trabajaste en la empresa de tu suegro. Te iba bien, pero con el divorcio, perdiste mujer, empleo y fortuna.
Tu ex había sido la única en tu cama y, como llevabas mucho sin coger, pellizcaste un poquito de tu precario presupuesto y me llamaste. En la intimidad resultaste excepcional.
No es que cogieras muy rico, sino que traías tantas ganas acumuladas, que me pusiste un cogidón bárbaro. Aún recuerdo tus manos aferradas a mi cintura, tu miembro clavándose en mí, tus gemidos, tus besos, tus caricias, tu enjundia.
Cogimos tres veces esa hora y en todas, ambos alcanzamos estupendos orgasmos. Luego, nos pusimos a platicar horas.
Poco a poco te fuiste levantando, abriste tu empresa y te fue muy bien. Comenzamos a vernos una vez por semana y agarramos tan buen ritmo en la cama que ¡puf!, me calentaba cada que recibía un mensaje tuyo para vernos, para cogernos, para llenarnos de besos y orgasmos.
Siempre decías que parte de tu éxito se debió a la conversación que tuvimos la tarde en que nos conocimos. Hablamos de volver a empezar, pero no de cero. Llevabas ya experiencia y ganas.
De repente, dejaste de hablar. Pasó más de un año y, de pronto, me sales con un: “Necesito verte” y “Estoy en México”. ¿Pues cuándo diablos dijiste que te ibas? Estaba decidida a no responder tus mensajes, pero entró una llamada. Eras tú.
Pero de eso te cuento el martes...
Hasta entonces, Lulú Petite