Mujer fractura miembro de hombre y esto pasó con él, por Lulú Petite

Querido diario: Pablo es fiestero. Es uno de mis clientes más divertidos y, al mismo tiempo, más intermitentes. 

Es como un cometa, orbitando entre romances aventureros, camas de moteles y lugares de mala muerte y buena vida.

Gana mucho y gasta dinero. Hace años, siendo joven y libre, se hizo la vasectomía para no tener hijos nunca. No tiene a quién heredarle, así que lo que le cae lo derrocha.

Generalmente tiene novias. Algunas más tóxicas que un alacrán encabronado, otras relajadas y de mente abierta como un promotor de la legalización de la hierba verde.

Lo ha probado todo. Igual puede tener una novia vainilla, de manita sudada y sexo suave, que una relación abierta, de esas que acaban en orgía, con amarres de metal, cuero y cadenas, donde cualquier hoyo es trinchera y todo se vale.

Lo mejor es que siempre regresa. Podrá pasar un mes, un año o más, pero tarde o temprano, el teléfono suena y allí está Pablo.

Volviendo al redil del confiable sexo de paga con una chica que, aunque cobra, le sale mucho más barata que sus romances deschavetados, de los que siempre me cuenta a detalle.

Hoy llegó con la historia de Clara. Su más reciente conquista. 

—¿Te rompió el corazón? —pregunté.

—Bueno fuera. Tiene nombre de persona buena. Claramente, no es como suena... —respondió tarareando.

—¡Carajo amigo! Pero si tú no eres casado, aquí no hay Waka Waka ni víctimas con suegra de vecina —respondí extrañada.

No habrá una Shakira, pero sí víctima. Pablo me contó que a Clara le gusta el sexo rudo. Una vez se lo cogió tan fuerte, que le rompió el pene. Literalmente: fractura de tejidos.

Luego de una cirugía dolorosa, dopado en antinflamatorios y nada de sexo por dos meses, Pablo salió del hospital sin novia y encabronado con la vida.

Hoy cogimos despacito, para no lastimarlo. Todo salió bien, pero se despidió con una frase que me hizo reír: “Las mujeres ya no lloran, las mujeres fracturan...”

Hasta el jueves, te saluda Lulú Petite.