RELATOS SEXUALES

“Un sexy recuerdo, cuando la caliente leche le escurrió por la nariz”, por Lulú Petite

“Un sexy recuerdo, cuando la caliente leche le escurrió por la nariz”, por Lulú Petite

“Un sexy recuerdo, cuando la caliente leche le escurrió por la nariz”, por Lulú Petite (Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 15/12/2022 22:02 Lulú Petite Actualizada 22:02
 

Querido diario: Algunas personas me preguntaron de mis tiempos de agencia por la anécdota que conté la semana pasada sobre cómo vendí muchas veces mi virginidad disfrazándola con higaditos de pollo.

Aquellos eran tiempo de fiesta permanente. Nuestra jefa, el hada, nos manejaba a todas. A nadie nos tenía trabajando a fuerza y pagaba bien.

Todas éramos jóvenes y guapas, eso sí: estrictamente mayores de edad. En principio, el funcionamiento era normal: Llegaba un cliente, el hada nos presentaba y el don elegía con quién quería pasar a un privado. Lo llevábamos a una habitación y nos lo cogíamos.

Conforme la agencia fue ganando prestigio y el hada haciéndose de clientes más perrones, las dinámicas cambiaron. El hada era buena administradora y una espectacular publirrelacionista.

En un abrir y cerrar de ojos su agencia ya estaba atendiendo a puro vato con mucho varo y todo comenzó a transformarse de atención en el local con servicios de una hora, a orgías a domicilio de taxímetro abierto. En esa época vi de todo.

Recuerdo a Iris, una jovencita de ojos azules, piel muy blanca y cabellera rubia, chupándole el pene a un tipo enorme, guarura de un señor muy rico. Cuando el tipo se vino, los ojos de Iris se abrieron enormes. El semen le salió hasta por la nariz.

Yo fui la que más veces hizo lo de los higaditos, pero Liz, otra compañera, también lo hizo muchas veces. Ella era ninfómana declarada. Trabajaba con nosotras por dinero, pero, sobre todo, por la anécdota.

Le encantaba coger y no se imaginaba monógama. Su frase favorita, cuando se hablaba de novios, era que “no por un pedazo de chorizo iba a cargar con el puerco entero”. Cuando a Iris se le salió por la nariz el semen del guarro, Liz con toda calma, le pasó unos kleenex y le dijo:

—Toma, se te salieron unos moquitos.

Todas soltamos la carcajada. Son tantos recuerdos. Vi de todo en esa agencia. Ya te contaré.

Hasta el martes, Lulú Petite.

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