“Fue su primera vez, pero lo supo mover riquísimo”, por Lulú Petite

Querido diario: ¿Qué si me gusta coger? Ay, corazón, coger me encanta. El sexo y nuestra capacidad de experimentar placer mientras compartimos caricias con otro ser humano es, sin duda, uno de los más notables y deliciosos regalos con los que nos dotó la naturaleza.

Coger me encanta. No concibo la vida sin orgasmos. Tenerlos me llena de energía, me hace sentir viva. Abrazar a un hombre, sentir sus labios, sus manos bajo mi falda o su miembro abrirse paso por las profundidades de mi sexo húmedo y palpitante hace que mi corazón lata fuerte, que mi piel se erice y, por si fuera poco, lleva el pan a mi mesa. Claro, que coger me encante no significa que lo disfrute siempre.

A veces, cuando haces el amor por trabajo, te toca acostarte con hombres con quienes no haces química; sin embargo, la mayoría de las veces la paso bien. Hace rato, por ejemplo, atendí a un chavito de 19 años. Tímido, con cara tierna y sin experiencia. Hacía rato que no me tocaba quitarle la virginidad a un cliente. Me gustó su calidez y esa forma tierna de tratarme, como si estuviera teniendo sexo con su primera novia.

Tenía un pene precioso. De buen tamaño, circuncidado e impecable. Me tomó con delicadeza y fue recorriendo mi cuerpo. Sus caricias fueron tan amorosas que, para cuando entró en mí, yo ya estaba empapada y calientísima. Me puso una cogida deliciosa. ¡Uf! Será un magnífico amante.

—¿No te habría gustado que tu primera vez fuera con alguien que amas? —pregunté cuando me dijo que era virgen.

—Tengo tiempo leyéndote y he aprendido a quererte. Ganas tengo muchas y amor, no faltará. Quería que fuera inolvidable y contigo lo será.

Hasta el jueves. Sígueme en Twitter:@LuluPetite2022