RELATOS ERÓTICOS

“Con su cosota enorme, me atravesó en medio de tres orgasmos”, por Lulú Petite

“Con su cosota enorme, me atravesó en medio de tres orgasmos”, por Lulú Petite

“Con su cosota enorme, me atravesó en medio de tres orgasmos”, por Lulú Petite (Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 25/08/2022 14:10 Lulú Petite Actualizada 14:55
 

Querido diario: Era un tipo tan varonil. Ojos profundos, mirada penetrante, barba de lija bien recortada, voz de aguardiente, ceño fruncido, cejas pobladas, brazos fuertes y pecho de oso. Olía a jabón y a perfume. Era un puto poema para los sentidos.

Lo miré un poco incrédula después de guardar el dinero de mi pago. Ceñí su cuello con mis brazos y, parándome de puntitas, aún con mis tacones, alcancé a darle un pico.

Puso sus manos en mi cintura y me apretó hacia él. Sentí su erección. Sonreí y estiré la mano para agarrársela, pero me detuvo. “Date vuelta”, me ordenó.

Obedecí. No porque me estuviera pagando, sino porque me calentaba el tono de su voz. Me bajó la cremallera y el vestido cayó al suelo. Se arrodilló detrás de mí y me quitó las bragas. Separó mis piernas y metió su cara lamiendo mi vulva desde atrás.

Me sentí invadida. Su nariz se metía por mi culo, mientras su lengua empapaba mi sexo de maneras que no creía posibles. Cerré los ojos ¡Carajo! Qué espléndido trabajo estaba haciendo ese hombre parco y guapo.

Antes de que me viniera, se puso de pie, tomó un preservativo, se bajó el zipper, sacó su miembro, abrió el condón con los dientes y, así sin desnudarse, se lo puso.

Metió su mano entre mis muslos y con un par de dedos esparció mis jugos por mi vulva antes de penetrarme. Tenía una macana enorme. Pensé que me atravesaría, pero, al mismo tiempo, sentí un placer tan grande, que en segundos sus acometidas se convirtieron en espasmos y los escalofríos terminaron en éxtasis.

Cuando me la sacó, con el condón lleno a tope, yo había pasado ya por tres orgasmos.

Me agradeció, se quitó el condón, le hizo un nudo, lo tiró al cesto, se limpió el pito con un pañuelo, se guardó el miembro, se lavó las manos y, con una sonrisa más cortés que alegre, se despidió.

Seguramente no volveré a verle. Hay clientes así. De pocas palabras, pero mucha calentura.

Hasta el martes,  Lulú Petite

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