TODOS LOS MIÉRCOLES Y JUEEVES

"Me atravesó con su miembro y me dio de vueltas como si fuera pollito rostizado"

"Me atravesó con su miembro y me dio de vueltas como si fuera pollito rostizado"

(Foto: Especial)

Sexo 05/07/2022 17:47 Lulú Petite Actualizada 17:47
 

Querido diario: Estaba de perrito, con el trasero bien levantado, las manitas rasgando la sábana y la boca mordiendo la almohada. Mi vulva se abría en flor para recibir las embestidas bárbaras de ese chico que me estaba poniendo una cogida legendaria, a quien nunca antes había visto.

Tenía un pito precioso. ¿Cómo te explico? Ancho perfecto, de buen tamaño, derechito y con su cabecita rosada, impecable, bien circuncidado.

Su vibra era abrumadora. Era un tipo cachondo y aventurero. De esos que se toman la vida como un gozo. Como una pachanga en la que están servidas toda clase de alegrías.

Su filosofía es no quedarse con las ganas de nada. No acumula posesiones, sino aventuras. Mañana tomará su mochila y se irá de viaje por las tierras del sur, pero hoy, decidió no dejar la Ciudad de México sin coger conmigo.

Hizo de mi cuerpo lo que quiso. Me puso una calentada y una cogida tan intensa, que no opuse resistencia. Cuando pensé que se la iba a chupar, me di cuenta de que más bien él me estaba fornicando por la boca, se movía para que se la chupara toda.

Levanté la mirada y vi su cara brusca, varonil, libidinosa, con su corte de mohicano, rasurado en las sienes y con un mechón de cabello haciendo una franja al centro. Me limpié las comisuras de los labios y le ofrecí mi cuerpo.

Él me tomó por los tobillos. Separó mis piernas y comenzó a cogerme deliciosamente. Su forma de hacer el amor es... llamémosle versátil. Me empaló y, como queriendo explorar, lamer y besar cada parte de mi cuerpo, comenzó a moverme con su miembro dentro de mí, girando como las manecillas de un reloj.

Como si estuviera cocinando un pollo ensartado en una vara y fuera su obligación girarlo para una cocción pareja. Tuve un orgasmo muy intenso y cuando él explotó y llenó el condón con su leche, sentí un placer enorme.

Nos despedimos sonrientes, como amigos que no volverán a verse, pero siempre se recordarán.

Hasta el jueves,

Lulú Petite

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