RELATOS PICANTES
La experiencia de Lulú Petite con un “godín” que tenía que regresar rápido a la oficina
(Foto: Especial)
Querido diario: Me dijo que se llama Bruno. Tiene el cabello largo y alborotado. Usa barba de chivo y un bigote largo. Su pelo es entre castaño y rubio, su piel es blanca y en los brazos luce unos tatuajes divertidos.
Sonríe y me dice que tenía ganas de conocerme. Me ofrece la mano y me invita a seguirlo dentro de la habitación.
—Desnúdate, cosita, te quiero en pelotas— me dice con urgencia.
—Momento, corazón —le respondo casi ofendida— primero vamos a conocernos.
No me gusta llegar con un cliente directo a coger. A menos que lo conozca y venga yo con muchas ganas, estoy convencida de que parte de la experiencia escort radica en que no se trata solamente de un mete-saca, sino de un trato tipo novios, un poquito de romance, un poquito de travesura y un muchito de pasión. Llegar directo a bajarme los calzones con un cliente que es la primera vez que veo, le rompe la magia al asunto.
—Disculpa, linda— atajó él—. No es por descortesía, es que me escapé del trabajo un ratito sólo para verte, pero debo regresar.
—Va. Si tenemos poco tiempo, vamos a hacer que valga la pena.
Me quité el vestido y, desnuda, me puse de rodillas frente a él. Puse mi mano en su pubis, tomé su miembro erecto, le puse un condón y comencé a practicarle sexo oral.
Él me apretó la nuca contra su sexo y yo se lo devoraba todo. Lo sentía taladrarme la garganta mientras, con mi lengua, lamía y babeaba su miembro duro. Me dio la mano y me llevó a la cama. Quedé tendida boca arriba, con las piernas abiertas.
Él me levantó la pierna izquierda, la puso sobre su hombro y me metió su miembro hasta el fondo. Bombeó un rato hasta que lo llenó. Nuestros orgasmos fueron rápidos, pero deliciosos.
—Discúlpame, linda —me dijo mientras se ponía los pantalones, —Sólo tenía un ratito.
Entonces, recordé un chiste y se lo dije:
—Una rata tuvo diez ratitos, pero le cogieron uno y se enojó. Yo no me enojo porque nomás me cojas un ratito.
Hasta el martes, Lulú Petite