RELATOS ERÓTICOS

“Por esta cochinada dejé a un cliente en el motel y le regresé su dinero”, por Lulú Petite

“Por esta cochinada dejé a un cliente en el motel y le regresé su dinero”, por Lulú Petite

“Por esta cochinada dejé a un cliente en el motel y le regresé su dinero”, por Lulú Petite (Foto: Pixabay)

Sexo 25/05/2023 16:43 Lulú Petite Actualizada 16:43
 

Querido diario: Al chile, venimos buscando sexo. No romance. ¿Qué ofrezco? Soy buena amante. Me gusta que me den rico y me dejo llevar. Los besos me gustan mentolados, las manos me gustan traviesas y los hombres divertidos. No me ando por las ramas. Si quieres tener sexo, aquí es.

No tengo un tipo predilecto de hombre, mientras se moche con su pago, no reparo en edad o apariencia, eso sí, la limpieza es fundamental. No me voy a meter a la cama con alguien que huela a coladera. Los moteles tienen ducha, usarla no cuesta extra, así que, sí o sí, el cliente debe oler cuando menos a jabón.

Te cuento esto porque ayer me topé con un compa que, como andaba muy caliente, quería que nos metiéramos a la cama así, como íbamos llegando. Yo, la neta, venía recién bañada y cuando un cliente también lo está o, al menos, se ve aseado y huele bien, no tengo problema en ir directo a la cama, pero este vato estaba sudando como regadera, el sudor era espeso, casi lodoso y olía fuerte, como a sebo.

Le insinué con discreción si quería bañarse, para estar más cómodos, pero cuando me dijo que no, que así estaba bien, le expliqué que no era una opción; se duchaba o a mí, no me tocaba. Como no quiso, le dejé el dinero y me fui.

Al chile, como dije, venimos buscando sexo, no romance, pero no la friegues, el sexo es placer, no puedo sentir rico si quien me da huele a retrete. Si así tenía la cara, no quise imaginarme cómo tendría el asterisco.

El caso es que me fui y atendí a otro cliente en el mismo motel. Un chavo encantador que me puso una muy buena arrastrada. A eso vamos, a gozar. Me la pasé muy bien con este chavo, tanto que se me olvidó el incidente anterior.

Cuando ya estaba en mi coche, rumbo a casa recibí un mensaje. Era del primer vato:

“Ya me bañé, ¿puedes regresar?”, decía: “Lo siento baby, tengo agenda llena”, respondí antes de bloquearlo. Lo siento. Ya no tenía ánimo de verlo. Hasta el martes, Lulú Petite.

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