LA SOPRENDIÓ EN LA CAMA

El día en que a Lulú Petite la sorprendió un calambre en plena acción

El día a que Lulú Petite la sorprendio un calambre en plena acción

El día a que Lulú Petite la sorprendio un calambre en plena acción (Foto: Especial)

Sexo 07/02/2023 17:03 Actualizada 18:22
 

Querido diario: Joaquín es un tipo divertido. Flaco como mono de alambre, de cara larga, barba tupida y con un sentido del humor excepcional.

A él siempre lo veo en sábado. Sale muy temprano de su casa, se pone sus pantaloncitos cortos, su camiseta de la selección inglesa de futbol y se va a las canchas de su club a jugar cascarita en una liga de cuarentones que no pierden el gusto a patear el balón. Se llama liga de rucos y son diez equipos que juegan cada semana con nombres de puras selecciones.

Después del fucho, especialmente cuando gana, me llama y quedamos de vernos en un motel. Para cuando llego, él ya está bañadito y acicalado para hacer el delicioso y sudar otro ratito después del juego.

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Este sábado estábamos ponchando. Él me tenía boca arriba, con las piernas en sus hombros, levantándolas con sus manos. 

Su enorme pene estaba acribillando mi sexo con embestidas precisas y duras, mientras lamía mis pies. Se movía con mucha intensidad y un ritmo que me tenía extasiada.
 
Se sacudía, me la clavaba a fondo y devoraba a lamidas casi caninas la planta de mi pie, el empeine y mis deditos. El placer era mucho y se estaba cocinando un orgasmo espectacular; de pronto, Joaquín gritó.

Pensé que se había venido, aunque el grito me pareció excesivo, pero de inmediato me la sacó y se tiró a la cama hecho bolita, agarrándose la pierna. Le estaba dando un calambre y no de los divertidos. Gemía del dolor y se agarraba con fuerza la pantorrilla.

Lo sobé un rato, apretando sus músculos, desatorándolos y enfriándolos. Se compuso. Los calambres dan por tensión muscular y coger después de jugar futbol, tiene ese riesgo.

Después regresamos a los besos y a nuestros cuerpos. Terminamos de hacer el amor, aunque yo con la furia deliciosa con la que me estaba cogiendo de inicio. Ni modo.

Nos quedamos recostados y me pidió que le contara otra anécdota graciosa que me hubiera pasado en el oficio, pero esa, te la cuento el jueves.
Hasta entonces, Lulú Petite.

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