Helena Danae revela su secreto mejor guardado para no apagar la llama a la mera hora

Hola, mis amores, ¡feliz miércoles! Amo cada uno de sus comentarios en mis redes sociales y me motivaron a escribirles esto. Me contaron sus anécdotas y había una en especial que me brincó. 

Todo iba perfecto, ambos tenían un acuerdo; a él le gustaba que ella fuera ruda al momento de hacer el delicioso. No era la primera vez que se veían y tenían intimidad. 

Voy a describir la situación. Estaban en el motel y, después de una platica amena para entrar en calor, comenzaron con el cachondeo. Ella traía vestido sin bragas, él unos jeans y playera deportiva. 

Ella se montó en él y comenzó a menear su cadera para poner duro su miembro, cuando sintió la erección entre sus piernas, bajó para desabrochar el pantalón y darle un buen oral.

La saliva escurría por sus ‘kiwis’ y ella la usaba como lubricante para masajearlos y ponerlo más caliente. Cuando él no pudo aguantar más, la cargó y la recostó sobre la cama, subió su vestido y la embistió como un animal.

Tras varias penetraciones, ella se giró para quedar arriba de él, tomándolo rudo —como a él le gusta— y ella siguió moviendo su cuerpo para sentir cada centímetro dentro. 

Un giro más y él quedó arriba de ella (disculpen si ya estaban caliente,s pero aquí viene lo que NO debe hacerse). Sin pedir su consentimiento, ni avisar sus intenciones, él escupió en el pecho de ella... en ese momento, la acción se paró y ella se puso de pie. 

Él, sacado de onda le dijo: “¿qué no te estaba gustando?” Ella expresó su disgusto y se fue. Él me escribió diciendo que no entendía la postura de su pareja, pues a él le gustaban estas acciones. Aquí está la clave, hay cosas que nos gusta hacer, pero no que nos hagan. Por ejemplo, tal vez a ti te gusta rozar con tus dedos en medio de sus nalgas, pero quizá a ti no te gustaría que te lo hicieran. 

Recuerda que todo debe ser consensuado y, justamente, esto es lo que a él le hizo falta.

Antes de hacer algo nuevo a la otra persona o querer experimentar, es súper importante que lo hablen, en un charla casual, no siempre debe ser antes de iniciar la acción. Es importante tocar estos temas para que no sucedan cosas como estas, que bajan el ánimo de la situación. 

Tal vez si ellos hubieran hablado antes y ella hubiera accedido a intentarlo, su reacción no sería tan tajante; sería quizá un simple: “¿sabes qué?, ya lo intentamos, pero no me gustó, continuemos como antes y después le daremos otra oportunidad a algo nuevo que quieras hacer”. 

La comunicación es base para que la llama no se apague en el momento. Si no te da pena hacerlo, ¿por qué te daría pena hablarlo antes? 

Me gustaría saber, ¿qué ideas tienes para hacer algo nuevo con tu pareja? ¿Les gustaría que abriéramos un correo para que me hagan llegar sus dudas? Los leo en mis plataformas.

Les adoro de manera infinita y espero con ansias la próxima semana.