TODOS LOS MIÉRCOLES

"Bajé mi mano para ver si su "amigo" estaba despierto", por Helena La Mala

"Bajé mi mano para ver si su "amigo" estaba despierto", por Helena La Mala

(Foto: Rosalío Huízar, El Gráfico)

Sexo 14/07/2021 15:06 Helena Danae Actualizada 15:07
 

Hola mis amores, ¡feliz miércoles! Hoy quiero que se imaginen esta faena que acabo de vivir.

No sé si ustedes conocen la cruda cachonda; últimamente, es mi ‘mood’ cada vez que salgo. Unas cervezas no le hacen mal a nadie, así que me fui a celebrar con algunos amigos. Celebramos la vida, la vacuna, todo.

Esta vez me tocó a mí poder tomar, pues mi pareja era el conductor designado. Mientras estábamos en el convivio, coqueteé con él todo el tiempo.

Así, él estaba súper motivado por regresar a casa, pero ¡triste realidad!, me quedé dormida en el auto (suena, de fondo, música triste de violín). 

La verdad es que ya puedo imaginar la cara de decepción de mi pareja al escucharme roncar en el asiento del copiloto.

Pero era inevitable después de estar trabajando; aunque sentía que podría seguir activa con alcohol hasta las 4 de la madrugada, caí fulminada. 

Llegamos, me envolví en mis cobijas y no supe más del mundo. Sin embargo, por la mañana ¡llegó lo bueno! Me dolía un poco la cabeza, pero también me punzaba la entrepierna. 

Estaba retomando lo que había dejado pendiente un día antes. Giré y noté que él ya estaba despierto, bajé mi mano para ver si su amigo también lo estaba o tenía que motivarlo a ponerse firme. Súper bien... su “amigo” estaba más despierto que nosotros dos. 

Así que comencé a jalársela para que sintiera el calor de mis manos. Él tomó el control y empezó a masturbarse recargado en mis nalgas. Podía sentir su cabeza caliente abriendo mis labios y paseándose en medio de ellos, pero sin meterse ni un poco, eso me volvió loca, quería sentirlo duro hasta el fondo. Como me dolía un poco la cabeza, yo me quedé acostada y él hizo todo el trabajo; metió una almohada a la altura de mi abdomen y me dejó empinada y preparada para recibirlo todo. 

Estaba súper cómoda, sin hacer ningún esfuerzo. Comenzó a metérmela de a poco, pero yo estaba tan mojada que resbaló y se fue hasta el fondo. 

Estuvimos así, meciéndonos sobre esa almohada por varios orgasmos. 

El hecho de sentirme cruda hacía que mi cuerpo estuviera más sensible y pude disfrutar al máximo cada embestida. 

Terminamos con un glorioso “cream pie” (él acabo dentro de mí), dejándome goteando y sudorosa. Sin duda, estas crudas sí me gustan y más si tienen premio de buenos días. Cuéntame ¿te ha dado cruda cachonda? Espero con ansias leerlos la próxima semana. 

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