Así puedes desarrollar el placer sexual para disfrutar al máximo

El placer no es instintivo, no es algo con lo que nacemos, curiosamente es algo que se debe aprender y desarrollar, aún más en el sexo pese a que hay elementos biológicos que contribuyen a que lo sintamos.

El sexo, es una inteligencia a desarrollar desde que se nace y es una fuente de  placer, ambas sexo y placer, son cosas que necesitamos para el disfrute de la vida y que se dan a través del cuerpo dejando una espacie de huella, una historia acumulada de experiencias sensoriales que nos permiten identificar lo que gusta y hace sentir bien de manera que sexo y placer se vuelven una fuente de conocimiento.

Sin embargo, como no se nos enseña a disfrutar del placer ni a validarlo desde la infancia y además se crean enormes mitos y tabúes entorno al sexo con prejuicios aunados a una educación sexual pobre e incorrecta, esta inteligencia lejos de desarrollarse se detiene. 

Nos importa más lo que van a pensar de nosotros, lo que van a decir, que lo que sentimos y disfrutamos. Un ejemplo de esto, en el desarrollo de los placeres lo tenemos en la comida; comemos sin disfrutar conscientemente de los olores, las texturas y el sabor de lo que nos llevamos a la boca y reducimos todo a solo si sabe bien  o mal, ni siquiera a ver si ese sabor nos hace sentir placer, si es satisfactorio más allá de quitar el hambre o el antojo.

Esto llevado al disfrute del sexo nos quita la posibilidad de saber disfrutar también del otro cuerpo, de sus olores, sabores, texturas de un poder tener un juego previo al coito lleno de placer, sano y satisfactorio, y no creer que el placer se reduce al orgasmo.

Con ese escaso aprendizaje del placer, la parte erótica y de percibir la vida a través de los sentidos en realidad se nos escapa y no desarrollamos esa inteligencia erótica que deberíamos tener. Y es que el erotismo bien entendido es tener los cinco sentidos en su máxima expresión.

El gemido, el toque, el aroma, el sabor de la piel, y las expresiones faciales percibidos en conjunto e identificados no solo como buenos sino como placenteros nos dan una experiencia erótica más intensa que  solo usarlos como medios para provocar la excitación, pues deberían de ser  placeres en sí mismos.

Con las forma de vida actual y donde además las tecnologías nos ponen a distancia de otros bajando el nivel de contacto real nos encontramos en momentos donde en lugar de educarnos para el placer nos educamos para la supervivencia, comemos para no morir y estar sanos pero no para disfrutar los alimentos, hacemos ejercicio para vernos bien  y no para tener el placer de sentirnos sanos, hemos dado prioridad a saber las calorías de un alimento, si engorda, tiene grasa a que saber si es delicioso y nos da placer comerlo, de tal forma que cuando se llega al momento de tener una vida sexual activa los sentido no están al 100, relegamos al sexo solo a la genitalidad, al coito y al orgasmo de manera mecánica, sin chiste, sin poder dar y recibir placer en verdad.

De tal manera, no estar conscientes del placer que pasa por nuestros sentidos solo nos satisfacemos sin placer, incluso en el sexo, como dicen lo expertos en sexualidad humana, el ejemplo es cuando uno come algo que degusta con mucho placer y lo vemos, lo olemos, lo sentimos pasar por las papilas, por la garganta y caer al estómago se produce la misma sensación que en el orgasmo, pero no lo aceptamos y hasta lo reprimimos como tal.

Por ello, si nos habituamos a desarrollar los sentidos a través de la vida cotidianas es más fácil ver que el terreno sexual no debe pensarse, lo que no significa ser irresponsables, ojo es como contarle las calorías a la comida, se debe disfrutar, es un momento de compartir, de dar, se intercambia, se degusta, se descubre, se aprende, se conecta y si lo sentidos están desarrollados, si les hemos permitido expandirse, el sexo es un placer que se disfruta con todo el cuerpo.