Ahí estaba yo, dándome cariño, cuando escuché que la puerta de la habitación se abría; mis gemidos me habían impedido escuchar la puerta principal.
Al verme en esa posición, mi pareja sonrió y se puso detrás de mí. Pensé que querría penetrarme, pero se puso de rodillas y, con cariño, tomó mis nalgas, las acarició y puso mi mano para que no dejara de masturbarme con el vibrador. Entonces, comenzó a lamer en medio de mis nalgas.
Mis ojos se abrieron de par en par, ya lo habíamos hecho antes, pero esa sensación es inexplicable, la zona es muy sensible y es delicioso. Continuó haciéndolo con la lengua, hasta que introdujo un dedo, los demás dedos estaban dentro de mi ‘almendrita’ y los movía con tal sincronía que me volvía loca.
Estaba tan enfocada en lo que sentía en todo mi centro que, a ratos, el vibrador se separaba de mi clítoris. Él lo tomó y lo puso bien pegado, provocándome un orgasmo casi instantáneo. Tuve que empujar su mano fuera de mí, para poder explotar y dejar salir todo mi jugo.
Es una experiencia que debes vivir por lo menos una vez en tu vida; debes sentir lo delicioso de que estén entre tus nalgas.
Puedes prepararte muy bien, para que se te quite el miedo; un bañito antes de empezar a hacer el delicioso te hará sentir más cómoda y podrás dedicarte solo a disfrutar.
En cuanto tu pareja comienza a jugar en esta parte de cuerpo. se produce una mezcla de sensaciones, entre lo nuevo y lo delicioso. Es una zona más sensible que la ‘almendrita’, eso es 100% real, así que una buena estimulación te hará llegar al orgasmo.
Recuerda siempre dejarte llevar y concéntrate en disfrutar. Y claro, primero hablénlo para que acuerden qué es lo que pasará y en qué momento deben tomar un respiro o parar. Se los recomiendo, y espero que esta semana lo pongan en práctica.
Les mando mucho amor y hermosa vibra.