Ya llegamos a Denver para seguir la cobertura de la Selección Mexicana y con la goleada a Cuba la lectura del equipo de Martino es negativa por la simple y sencilla razón que la Copa Oro no vale nada.

Tremendo descubrimiento según los expertos y merolicos del micrófono que no permite darse cuenta del bueno juego de Charly Rodríguez en el medio campo, de lo refrescante por una banda de Gallardo y Alvarado, así como la grata revelación de Antuna. Se descalifica el análisis por lo endeble del rival.

La idea no es sacar conjeturas tajantes, no por golear de nuevo como no se hacía desde hace 11 años ya están para jugar los cuartos de final de un Mundial. Nadie ha dicho eso, lo que se debe poner en práctica es el estilo y respeto al juego, que tanta falta le hacía al entorno de la selección mexicana. Costa Rica hizo lo propio, seguro Estados Unidos tendrá facilidades.

La idea es exponer a la Concacaf y a la FIFA que este torneo no puede ser de 16 selecciones y que tampoco se puede jugar cada dos años, para hacerlo primero hay que exhibirlo, no servirá de nada seguir con esa cantaleta destructiva a un torneo transitorio en el universo del Tri.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A ese serio problema de ser de la Concacaf y además no analizar los trámites de los partidos.