¿Qué tan necio eres?
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Seguramente conoces a alguien que se niega a cambiar su forma de actuar o de ver las cosas aunque es evidente que está equivocado. O quizás tú mismo eres así: inflexible, incapaz de aceptar la opinión de otros, sin investigar si están en lo correcto o no. Los tercos y obstinados a menudo están convencidos de que son perseverantes y decididos. Cuidado, no confundas la necedad con la perseverancia: la necedad es la parte negativa de la perseverancia.
Pon tu necedad a prueba:
Contesta sí o no a cada una de las siguientes afirmaciones:
Insistes en una idea, en un plan, o en tu opinión, aun cuando sabes que estás equivocado. Tiendes a molestarte cuando te llevan la contraria.
Cuando hay que tomar una decisión grupal, como comer en un restaurante u otro, insistes en hacer tu voluntad a pesar de que a nadie más le guste la idea.
Cuando otros presentan una idea, tiendes a señalar todas las razones por las que crees que no va a funcionar.
Sientes y manifiestas enfado, frustración o impaciencia cuando otros tratan de convencerte de algo con lo que no estás de acuerdo.
Odias admitir tus errores. Incluso si tienes la prueba frente a tu cara, encuentras una excusa o explicación para tu comportamiento.
Para ti es más importante tener la razón que evitar un conflicto.
Aun si sabes que cierta conducta es dañina, como comer comida chatarra, la sigues haciendo.
Tu primera reacción es siempre a la defensiva, sobre todo cuando alguien te dice que eres testarudo y difícil.
Generalmente cuestionas la autoridad: profesores, padres, policía, incluso acomodadores en los teatros.
Odias tener que pedir ayuda; por ejemplo, cuando necesitas orientación para llegar a un lugar no preguntas en la calle.
Discutes apasionadamente y defiendes tu visión aunque sea algo de menor importancia.
Te frustras cuando cambian tus planes.
Fácilmente confundes una diferencia de opinión con un ataque personal.
¿Por qué eres necio?
Por hábito. Somos criaturas de hábitos y nos sentimos cómodos cuando hacemos las cosas de cierta manera. Cualquier propuesta de hacer las cosas de manera diferente encuentra resistencia o rechazo. “¿Por qué cambiar si lo que hago me funciona?”.
Para proteger tu ego. Admitir que estás equivocado puede herir tu ego. Si te vuelves obstinado, nadie puede probar que estás equivocado.
Para evitar ser controlado. Si alguien en tu entorno es muy controlador, es posible que te pongas necio, te resistas u opongas, para cuidar y ejercer tu libertad y capacidad de elegir.
Para evitar el dolor y la frustración. Si te sientes amenazado por las personas que no están de acuerdo contigo, entonces evitas a quienes tienen ideas diferentes a las tuyas. Esto hace que te aísles y vivas en tu propio mundo de ideas y opiniones.
Para expresar tu enojo. Si tienes enojo contenido o resentimiento hacia alguien, por algo que sucedió en el pasado, quizás te desquitas actuando con agresión pasiva, es decir, siendo testarudo y haciéndola enojar.
Es difícil vivir o trabajar con alguien obstinado, poco flexible. Identifica las posibles razones para su comportamiento en la descripción anterior.