¿Qué padre quieres ser?

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

Vida 19/03/2019 05:18 Víctor Jiménez Actualizada 09:06
 

La idea  de lo que es ser padre ha cambiado mucho. Hoy los hombres lo tienen más claro: ser padre de familia no sólo significa traer el pan a casa, sino también dar un buen ejemplo para ser un modelo a seguir y proporcionar seguridad emocional a los hijos o las hijas. Hoy más que nunca los padres entienden la importancia de ser un buen modelo y que el resultado de su crianza depende en gran medida de ellos. Revisa los tipos de padre que aquí te presento con la idea de que reconozcas conductas y actitudes, y tomes lo que creas necesario para ser el tipo de padre que realmente quieres ser.

El padre ausente. Este tipo de padre no participa de manera activa en la crianza, el desarrollo y el bienestar de sus hijos, pues siempre está ocupado o tiene otras prioridades. Sólo de manera esporádica dedica tiempo y atención a la familia. El resultado de esta distancia física y emocional: hijos que se sienten solos, poco importantes y poco valiosos. Esto genera resentimiento. Cuando el padre mantiene este distanciamiento a lo largo del tiempo, es probable que los niños se vuelvan inseguros, tímidos y temerosos. Si eres el tipo de padre siempre ocupado, trata de encontrar tiempo para la familia, revisa tus prioridades, da tiempo de calidad a tus hijos: abrázalos, exprésales tu cariño, hazles sentir tu presencia.

El padre permisivo. Este tipo de padre no impone castigos, no llama la atención a sus hijas ni las hace conscientes de las consecuencias de sus actos. Tiene miedo de herirlas. Está convencido de que cualquier advertencia, sanción o consecuencia puede dañar su autoestima. Nada más lejos de la realidad. Las niñas necesitan límites sanos y morales (acerca de lo que está bien o mal) y establecer estos límites es parte de su papel como padre. Cuando no los tienen, les cuesta adaptarse al mundo, desarrollar la responsabilidad y la disciplina. Esto es porque los padres no las acostumbran a las reglas, horarios y a distinguir lo bueno de lo malo. Enseña a tus hijas a respetar, a adaptarse a diferentes ambientes y a aceptar la crítica. Así podrán vivir en armonía con los demás.

El padre sobreprotector. Este tipo de padre está pendiente de cualquier deseo o capricho del niño para dárselo. Trata a los hijos como si fueran criaturas indefensas, en peligro, a las que hay que evitarles sufrimiento. Esta actitud a veces continúa hasta la adolescencia. Su amor y cuidado excesivo no le permite a los hijos ser independientes, éstos tienen problemas para salir adelante en la edad adulta, difícilmente son exitosos y les cuesta motivarse para conseguir lo que quieren. Este es el resultado de la mano sobreprotectora del padre (o la madre). Apoyar a los hijos es sano y deseable, sobreprotegerlos no lo es.

El padre autoritario. Lo más importante para este tipo de padre es educar hijas bien portadas, inteligentes y disciplinadas, a como dé lugar. Es probable que su propio padre haya sido autoritario. Las consecuencias: hijas con baja autoestima que se someten y suprimen sus emociones; o rebeldes en continua oposición. Ninguno de estos dos resultados es deseable. La disciplina y los límites en exceso son tan malos como la permisividad total. Relaja tu actitud autoritaria, dales un respiro a tus hijas. 

Ser padre no es sencillo, a veces una buena intención puede tener un efecto negativo. Una presencia cálida y constante en la vida de tus hijos o hijas, límites sanos y morales, apoyo y protección mesurados y disciplina con amor, son buenos ingredientes para que crezcan sanos y felices.

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