¡No te llenes el corazón y la mente de negatividad!

19/06/2020 09:16 Víctor Jiménez Actualizada 15:28
 

Para conservar la calma y potenciar la felicidad hay cuatro medidas que podemos tomar: impedir los estados mentales dañinos y alejarlos cuando ya hayan surgido; cultivar estados mentales positivos y reforzar los que ya están en la mente.

Evitar la aparición de estados mentales perjudiciales. Algunos de estos son el resentimiento, el deseo desmedido, los celos, la envidia. El resentimiento es enojo enterrado. Es un veneno que destruye las relaciones, sobre todo las más cercanas. Hace daño a quien lo siente y al receptor del odio soterrado. Es muy común que cuando no se elimina o resuelve este estado mental nos lleve a tomar una postura de víctimas. El deseo desmedido se refiere al aferramiento por tener lo que deseamos. Puede ser fuente de mucho sufrimiento, pues no siempre podemos conseguir lo deseado.

Los celos provocan dolor a quien los siente y a quien los padece, la pareja del celoso. Pueden crear un infierno para ambos si no se les trata. Los celos son paranoia, ideas delirantes, un mal uso del pensamiento y el abuso de la fantasía. La envidia consiste en desear lo que otro tiene. En sí mismo esto no es negativo, pues nos puede llevar a luchar por conseguir lo deseado. El problema es cuando resentimos el hecho de que alguien más lo tenga.

Alejar los estados mentales negativos cuando ya estén presentes. Se requiere un esfuerzo mayor para desalojarlos cuando ya se han instalado que cuando recién surgen. Por eso hay que estar atentos a los primeros indicios de odio, aferramiento, celos y envidia. El odio, nos desgasta física, mental y emocionalmente. Al ser incapaces de soltar, dejar pasar, olvidar, invertimos mucha energía para mantener al resentimiento a raya. Dejar ir el resentimiento es un acto de amor a uno mismo. Para superar los celos es necesario aprender a soltar el afán de control, desarrollar la seguridad en uno mismo y resolver situaciones relacionadas con infidelidad o deslealtad en el pasado. La envidia se supera cuando somos capaces de apreciar nuestras propias cualidades. Ayuda en gran medida aprender a estar satisfechos con lo que tenemos.

Cultivar estados mentales positivos. Esta debería ser una tarea diaria. Cultivar la generosidad, el amor, la compasión, la benevolencia, la quietud y la alegría puede traer paz mental y felicidad a nuestras vidas. Ser generosos con los demás es una fuente de dicha, pues se disfruta tanto al recibir como al dar. Hacer algo por los demás, una donación a una obra de caridad o un trabajo voluntario en una institución, aumentan nuestro estado de ánimo. El amor y la compasión hacia uno mismo y los demás hace que disminuyan las preocupaciones, se reduzca la probabilidad de deprimirse y aumente la sensación de bienestar. Tener buena voluntad hacia las personas, ser comprensivo y tolerante forman parte de la benevolencia. Estas cualidades facilitan las relaciones con las personas y las hacen más disfrutables. Procurarnos momentos de silencio y quietud nos ayuda a lidiar con las tensiones y el estrés diario. 

Reforzar los estados mentales benéficos ya presentes. Para reconocer e intensificar los estados mentales sanos y benéficos presentes en nuestra vida es necesario estar atentos a cuando surjan. Hacer diario un acto de generosidad no es un gran esfuerzo y sí nos hará sentir bien durante el resto del día. Ser compasivos con nosotros mismos, tratarnos amablemente, sin exigirnos perfección puede ser un reto que vale la pena asumir dados los beneficios. Hacer un esfuerzo diario por aceptar las diferencias entre nosotros y los demás nos hará más tolerantes. Habrá que buscar momentos de silencio y quietud, incluso si tan sólo se trata de sentarse en la banca de un parque o asomarse a la ventana. Según un proverbio chino, reír 30 veces al día nos mantendrá sanos. La risa hace que liberemos endorfinas, hormonas de la felicidad.

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