Los tiempos han cambiado. El abuso físico, emocional, laboral y sexual se ha visibilizado hoy más que nunca. Las mujeres se han empoderado, han tomado las calles y han exigido un trato digno e igualitario. Parte de este empoderamiento consiste en dejar de percibirse como víctimas y tomar la responsabilidad por su bienestar y su seguridad. Un tema importante con respecto al empoderamiento es el de la seguridad en las calles, trabajo, escuela, de día y de noche.
Sentirte segura implica hacer uso de tu poder, tu inteligencia, tus estrategias de defensa y acción. Aquí hay algunas ideas para empoderarte y sentirte más segura estés donde estés. Algunos principios básicos de prevención son los siguientes:
Mantente consciente de tu entorno. Haz un verdadero esfuerzo para lograrlo, pues se trata de tu seguridad. Limita las distracciones cuando te traslades de un lugar público a otro. En esos momentos evita usar tu teléfono, pues mantiene ocupadas tus manos, acapara tu visión, audición y atención en general, haciéndote presa fácil de robos y abusos. Camina muy consciente de lo que estás haciendo, de dónde estás y a dónde vas.
Pon límites claros. Realmente dedica unos momentos a preguntarte por qué alguien te hace sentir incómoda. Comunícaselo, clara, directa y respetuosamente. Esta es una forma de cuidarte y de transmitir la idea de que pondrás un alto a quien trate de cruzar los límites del respeto contigo. La relación para el trabajo, la escuela o la comunidad puede ser muy importante, pero si no están dispuestos a respetar tus límites quizás no deberían estar en tu vida.
Aprende defensa personal. Los investigadores han encontrado que las mujeres que participan en clases de defensa personal tienen mayor confianza y seguridad. Ganan esta confianza con tan sólo tomar la clase, incluso si nunca llegan a utilizar lo aprendido. Parece que basta con saber que se pueden defender para sentirse más seguras y fuertes con respecto a su cuerpo.
Transmite seguridad. Recuerda que no estás indefensa, cuentas con estrategias para defenderte si te encuentras en una situación de riesgo. Sé consciente de tu postura: mantén la cabeza en alto y una mirada que transmita confianza en ti misma. Esta actitud envía el mensaje a quienes te rodean de que no eres presa fácil y que más vale que no se metan contigo. Y los agresores se dan cuenta de esto. Igual que los ladrones de casas prefieren irrumpir en una casa sin tantas cerraduras, los agresores buscan personas más vulnerables para acosarlas.
Lleva contigo una herramienta de seguridad. Podría ser un spray con gas pimienta, que provoca ceguera temporal y problemas de respiración. Asegúrate de aprender cómo utilizarlo. Carga contigo una linterna con luz potente para distraer y confundir a un posible agresor. Echa mano de una aplicación con “botones de pánico”, saber que la tienes a la mano te dará seguridad y tranquilidad. El 80% de las mujeres no llevan consigo ningún tipo de protección.
Utiliza la potencia de tu voz. Un fuerte grito de auxilio en medio de la calle puede ser un arma efectiva. A muchas mujeres no se les ocurre que podrían gritar para pedir ayuda si se sienten amenazadas en la calle, incluso si es de día. Nuevamente, recuerda que no eres un ser indefenso. Una buena estrategia es pedir ayuda a una persona que se encuentre alrededor. Y recuerda que si te sientes en peligro en la calle puedes entrar en cualquier negocio para sentirte segura.
